Una de las rutas imprescindibles en la provincia de Soria. Lugar tan hermoso como enigmático, donde nos espera el encuentro con la leyenda y con la naturaleza más sorprendente.
Nos vamos a la laguna negra.
Comenzaremos ruta por las calles de Vinuesa, tan sólo a diez kilómetros de nuestro destino. Al este de la comarca de Pinares, y al pie de los picos de Urbión es lugar privilegiado.
Puertas entreabiertas que incitan a curiosear y conocer los secretos que tal vez se escondan, tras los sólidos muros de piedra...
Nuestra visita es breve, pero nos gusta respirar el aire tan puro de esta villa, tan cercano al del Moncayo, que conocemos más de cerca.
Descubrimos rincones anónimos que nos hablan de la vida de antaño, que todavía conserva su eco en las paredes de las casas, resistiendo el paso del tiempo, hablándonos sin palabras.
El rollo tiene una veleta en la parte superior y da nombre a la plazuela en que se encuentra, sobria y señorial, con sus construcciones de piedra.
Si el punto de partida ha estado bien, esperamos casi con emoción el momento de acercarnos a la laguna negra, a la que se accede con facilidad desde Vinuesa.
Dicen que es uno de los lugares más bonitos de Soria. Situada en los Picos de Urbión, su nombre es debido al color oscuro de sus aguas. Pero por si la belleza del lugar no bastara, tiene, además, el encanto añadido de ser lugar de leyendas y misterios.
Bien señalizado el acceso desde Vinuesa, hemos dejado el coche en el aparcamiento para continuar nuestro recorrido caminando.
Pinos y hayas nos acompañan, por un hermoso y cómodo sendero que nos conducirá hasta la laguna.
Estamos en la Sierra de Urbión, en el Sistema Ibérico. El origen de este espacio natural es glaciar, con muchos circos y lagunas.
Declarado parque natural Laguna Negra y Circos glaciares de Urbión, en el año 2008, posee una gran singularidad geomorfológica y acoge gran diversidad de flora y fauna.
El invierno, da un aire tenebroso y enigmático al lugar y al margen de su valor como paisaje, no es de extrañar que muchos de sus visitantes, ante parajes como estos, echen a volar su imaginación...
A poco de llegar Antonio Machado a Soria, como profesor de francés, tuvo noticia de estos parajes espectaculares, tan diferentes a la estepa soriana de la que más tarde, también se enamoraría sin remedio...
Sus amigos del Círculo, organizaron una excursión a los Montes de Covaleda al objeto de contemplar de cerca la Laguna Negra, ese misterioso lugar rodeado de leyendas.
Dicen los lugareños que la laguna no tiene fondo, que por eso se llama negra, cuentan que terribles monstruos viven en su interior y que una condena fulminante espera a aquel que se atreva a violar su eterno secreto...
Poco le faltaría a Machado para, a la vista de la laguna, tal y como la contemplamos hoy, acompañar a las ya existentes, una nueva historia que añadir, convirtiendo sus tenebrosas aguas, que hoy vemos entre bloques de hielo, en la tumba eterna del padre de los malvados hijos en "La tierra de Alvargonzález"
En 1912, Machado convierte estos paisajes en el escenario de un parricidio, escribiendo su novela en verso "La tierra de Alvargonzález" en la que el protagonista del mismo nombre, es asesinado por sus hijos para cobrar la herencia, eligiendo la laguna para deshacerse del cadáver del padre.
"llegaron los asesinos
hasta la Laguna Negra,
agua transparente y muda
que enorme muro de piedra,
donde los buitres anidan
y el eco duerme, rodea;
agua clara donde duermen
las águilas de la sierra,
donde el jabalí del monte
y el ciervo y el corzo abrevan;
agua pura y silenciosa
que copia cosas eternas;"
Visitar la Laguna con los colores del otoño o en épocas más cálidas, nos daría una imagen completamente distinta a la que muestra hoy, para nosotros.
Pero nos ha gustado verla así y nos cuesta alejarnos de un lugar que nos ha dejado tan gratas sensaciones.
Son muchos los rincones que atesora la provincia de Soria.
Para científicos y naturalistas, la laguna negra es un recuerdo del periodo glaciar del cuaternario en las montañas del Urbión.
Un bello cuenco para las aguas y deshielos de la sierra, de escasos diez metros de profundidad.
Pero nosotros preferimos verla con los ojos del poeta.
Imaginar que los lugareños tienen razón y que el fondo de la Laguna negra, comunica con el mar.
y que en este hermoso paraje los espíritus atormentados de los hijos de Alvargonzález vagan para la eternidad...
