20 de julio de 2014
Hoy es lunes, y por tanto un día perfecto para explorar la parte baja de la ciudad, que tal vez podremos ver en plena actividad.
De momento, a la hora de coger el metro, nos encontramos con un atasco considerable. Cientos de neoyorkinos se dirigen a sus trabajos u ocupaciones. Es una auténtica colonia de hormigas de diferentes colores. Si te sientas en el metro y observas, ves todas las razas imaginables. Una mezcla increíble de gente de todos los lugares del planeta, que se asume aquí con toda naturalidad.
Bajamos en la estación de metro City Hall, la del Ayuntamiento de la ciudad.
Ante nuestros ojos el llamado New York by Ghery, para muchos, el mejor rascacielos de la ciudad. A mí me encanta.
Nos encontramos también con el ayuntamiento, por supuesto. De ahí el nombre de la estación de metro, City hall.
También hay un pequeño parque que atravesamos.
Los parquecitos que te vas encontrando, están siempre llenos de gente que descansa del bullicio, lo cual es muy agradable, porque fuera de ellos hay un maremagnum de personal que viene y va y, sobre todo, ruidos, muchos ruidos, que te dejan algo aturdido.
Atravesando el parque, lo primero que vemos en la gran Avenida Broadway, en la que desembocamos, es el llamado Woolworth building, inspirado en las catedrales góticas y el más alto del mundo hasta 1930.
Cada uno de los rascacielos tiene su personalidad. Desde luego, Nueva York lo pone fácil para las fotografías.
Uno de los más recientes que queda igualmente a nuestra vista es el One World Trade Center, conocido como Freedom Tower o Torre de la Libertad, todavía no terminado.
A su lado, se puede apreciar la torre de la capilla de Saint Paul, en obras, como muchos otros lugares de la ciudad.
Esta pequeña capilla, es famosa porque en ella oró tras su investidura George Washington y también porque sirvió se refugio a los grupos de ayuda y de apoyo que se formaron tras los atentados del 11 de septiembre, muy presente en toda esta zona.
Se le llama la capilla del milagro, pues no sufrió daños a pesar de su cercanía a la catástrofe.
Entramos y vamos a ver una gran sala, que más parece un museo que una iglesia, llena de recuerdos.
Todo lo relacionado con el 11S quizá es lo que más llama la atención. Muchos emblemas de grupos de salvamento, llegados de todos los países, algunas fotografías de las víctimas, incluso se expone una cama usada por los voluntarios, en momentos de descanso, tras muchas horas de búsqueda de supervivientes entre los escombros...
También hay recuerdos del gran incendio de Nueva York, del siglo XIX, o sea, un poco de todo.
Puedes pasar un buen rato observando, pues es un lugar emotivo.
En el exterior nos encontramos con un pequeño cementerio anexo, en el que reposan algunas figuras ilustres.
En este cementerio se encuentra también la llamada "campana de la esperanza", regalo de Londres a la ciudad de Nueva York en el año 2002.
La entrada a la capilla de St. Paul es gratuita.
Seguimos por la Avenida Broadway, una calle llena de vida y de actividad en ese lunes por la mañana, que es precisamente lo que buscábamos, y que nos llevará hasta otra no menos famosa, Wall Street.
Pero antes de Wall Street, vamos a entrar a la Trinity Church, la primera catedral de Nueva York y uno de sus edificios más altos cuando se construyó, con lo normalita que resulta ahora.
Su interior es muy sencillo y también tiene un gran cementerio anexo, lo que viene a ser como un oasis de espiritualidad y paz en una zona no precisamente tranquila.
Cuando llegamos a Wall Street, me espera una pequeña decepción. Yo imaginaba encontrar a grandes tiburones de las finanzas con sus trajes de ejecutivos, pero lo que hay es multitud de turistas por doquier.
Hay muchos grupos de estudiantes.
Todos a fotografiarse, de todas las formas imaginables, con la estatua de George Washington, que preside el edificio del Federal Hall.
Nosotros también. Y, por supuesto no hay que perderse la Bolsa, que está justo enfrente.
Símbolo del poder por excelencia, tantas veces visto su edificio en las películas, siento una especie de sensación de irrealidad de estar aquí.
Lo mismo que en la zona de Bowling Green, nuestro siguiente punto de destino, más al sur. El pequeño parque en el que tuvo lugar la venta de Nueva York a los holandeses, que menudo negocio hicieron con los pobres indios americanos.
Nos encontramos una pequeña y curiosa manifestación o acto de protesta en la zona.
Pero aquí la gente viene más bien a fotografiarse con el toro, al que casi todos sabemos lo que hay que tocarle para tener suerte en las finanzas, aunque la mayoría se empeña en hacerse la foto en la parte delantera.
Este toro, apareció un bien día aquí y aquí se quedó. Los que desaparecieron del mapa fueron los indios americanos, o casi. Pero si queremos recordar lo que fue la cultura americana antes de la llegada del "hombre blanco" tenemos un museo dedicado a ellos, gratuito y abierto todos los días.
Nosotros echamos un vistazo y, seguramente, es más interesante de lo que pudimos apreciar, pues la visita fue rápida.
Cumplida la primera parte de nuestro programa, estamos en el lugar adecuado para tomar el famoso ferry de Staten Island, ese que también es gratuito (hoy nos está saliendo la jornada barata) y en el que podemos ver de cerca la estatua de la libertad.
Hay tanta gente que nos parece mentira que todos vayamos a caber, pero es que este barco es un auténtico mastodonte de color naranja, en el que la mayoría somos turistas, pero también personas que simplemente cruzan a Staten Island.
Hay tres niveles, nosotros a la ida, fuimos a la parte de arriba, y a la vuelta entramos en la de abajo, que nos resultó mucho más cómoda para las fotografías.
Resulta emocionante verla, la verdad. Te vienen a la cabeza multitud de películas, pero es hermosa y sigue siendo un icono de la libertad.
Tal vez luego las cosas no fueran exactamente cómo las habían imaginado, pero allí estaba ella recibiéndoles, dejándoles soñar con un futuro mejor.
El viaje es corto, pero suficiente para las fotografías y el saludo a la famosa dama.
Tras ello decidimos comer algo en la estación de Staten Island (nos hemos vuelto neoyorkinos, comida rápida y en cualquier sitio, aquí el tiempo es oro) y nos vamos de vuelta.
Vamos ahora a acercarnos a Battery Park, una zona verde, tranquila, donde están los ferrys que van a las islas, pero también el Castle Clinton, algunos monumentos y la esfera del World Trade Center que vino a parar aquí, así tal cual quedó tras los atentados.
La idea es ir caminando hasta nuestro punto de partida de esta mañana, por la zona que bordea el río Hudson, disfrutando así de las vistas de New Jersey. Así lo hacemos, muy tranquilamente.
Vamos haciendo descansos a menudo, porque acusamos el cansancio desde esta mañana. Los parques son lugares agradables para hacerlo, aunque concretamente éste está lleno de obras, y tenemos que dar unos cuantos rodeos hasta que llegamos al Museo de los Judíos (lo dicho, esta zona está llena de homenajes, también hemos visto monumentos a los marines, a los combatientes en Corea, etc) y finalmente seguimos río arriba hasta llegar a la altura del World Trade Center, que nos va a permitir visitar el Memorial 9-11.
Un lugar sencillo y emotivo, en el que la entrada es libre. Dos grandes estanques en los lugares en los que antes se situaba cada una de las torres gemelas. Unas placas negras al borde con los nombres de las víctimas.
Bancos de piedra, en los que puedes sentarte, aunque eso sí, hay policía vigilando el comportamiento de la gente, pues aquí hay que guardar el debido respeto a la zona. Uno imagina el dolor que supuso para Nueva York el vivir ese terrible día y la huella que ha dejado en la ciudad.
Estamos un rato por aquí. Ahora hay un museo, recientemente inaugurado, al que no vamos a entrar. En el memorial no hay mucho más.
Mientras descansamos, entablamos conversación con una señoras mexicanas que viven en Estados Unidos y nos cuentan particularidades de los menonitas, un grupo parecido a los amish, del que hemos visto a algunos de sus miembros por aquí.
Hoy nos lo estamos tomando relajado, pero es que hemos hecho tantas cosas ya, que lo necesitamos. No podemos forzar el ritmo, vamos con dos niñas y aún nos quedan unos cuantos días.
Así es que, sin mucha prisa, vamos a complacer a nuestra hija mayor, que se muere de ganas de entrar a la famosa outlet "Century 21". No sé si hay tantas gangas como dicen, supongo que si buscas y buscas, puedes encontrar cosas interesantes. Nosotros salimos con alguna compra, lo que yo no esperaba.
Me hace ilusión acercarme a la zona de los tribunales, que está al lado, algo más arriba del City Hall, con no demasiados visitantes. Igualmente escenario de muchas películas.
Hacemos unas cuantas fotografías, esta vez en solitario y me pregunto por qué hay sitios abarrotados de turistas y otros igualmente interesantes, no son visitados por muchos.
Nuestra intención inicial era terminar el día cerca del Puente de Brooklyn, incluso cruzarlo desde Manhattan y estar por la zona norte de Brooklyn que aún no hemos visitado, contemplando las hermosas vistas del skyline al atardecer.
Nos vamos a quedar con las buenas intenciones, acercándonos simplemente a la zona de los muelles.
La del Pier 17 está completamente en obras, así es que nos quedamos en el Pier 16 y en el Pier 15.
Y así, entre barcos históricos, con vistas a la bahía y contemplando el atardecer, aunque de este lado, que tampoco está nada mal, damos por finalizada una jornada muy intensa.
Ya forma parte de nosotros.
Hoy es lunes, y por tanto un día perfecto para explorar la parte baja de la ciudad, que tal vez podremos ver en plena actividad.
De momento, a la hora de coger el metro, nos encontramos con un atasco considerable. Cientos de neoyorkinos se dirigen a sus trabajos u ocupaciones. Es una auténtica colonia de hormigas de diferentes colores. Si te sientas en el metro y observas, ves todas las razas imaginables. Una mezcla increíble de gente de todos los lugares del planeta, que se asume aquí con toda naturalidad.
Bajamos en la estación de metro City Hall, la del Ayuntamiento de la ciudad.
Ante nuestros ojos el llamado New York by Ghery, para muchos, el mejor rascacielos de la ciudad. A mí me encanta.
Nos encontramos también con el ayuntamiento, por supuesto. De ahí el nombre de la estación de metro, City hall.
También hay un pequeño parque que atravesamos.
Los parquecitos que te vas encontrando, están siempre llenos de gente que descansa del bullicio, lo cual es muy agradable, porque fuera de ellos hay un maremagnum de personal que viene y va y, sobre todo, ruidos, muchos ruidos, que te dejan algo aturdido.
Atravesando el parque, lo primero que vemos en la gran Avenida Broadway, en la que desembocamos, es el llamado Woolworth building, inspirado en las catedrales góticas y el más alto del mundo hasta 1930.
Uno de los más recientes que queda igualmente a nuestra vista es el One World Trade Center, conocido como Freedom Tower o Torre de la Libertad, todavía no terminado.
A su lado, se puede apreciar la torre de la capilla de Saint Paul, en obras, como muchos otros lugares de la ciudad.
Esta pequeña capilla, es famosa porque en ella oró tras su investidura George Washington y también porque sirvió se refugio a los grupos de ayuda y de apoyo que se formaron tras los atentados del 11 de septiembre, muy presente en toda esta zona.
Se le llama la capilla del milagro, pues no sufrió daños a pesar de su cercanía a la catástrofe.
También hay recuerdos del gran incendio de Nueva York, del siglo XIX, o sea, un poco de todo.
Puedes pasar un buen rato observando, pues es un lugar emotivo.
En el exterior nos encontramos con un pequeño cementerio anexo, en el que reposan algunas figuras ilustres.
En este cementerio se encuentra también la llamada "campana de la esperanza", regalo de Londres a la ciudad de Nueva York en el año 2002.
La entrada a la capilla de St. Paul es gratuita.
Seguimos por la Avenida Broadway, una calle llena de vida y de actividad en ese lunes por la mañana, que es precisamente lo que buscábamos, y que nos llevará hasta otra no menos famosa, Wall Street.
Pero antes de Wall Street, vamos a entrar a la Trinity Church, la primera catedral de Nueva York y uno de sus edificios más altos cuando se construyó, con lo normalita que resulta ahora.
Su interior es muy sencillo y también tiene un gran cementerio anexo, lo que viene a ser como un oasis de espiritualidad y paz en una zona no precisamente tranquila.
Cuando llegamos a Wall Street, me espera una pequeña decepción. Yo imaginaba encontrar a grandes tiburones de las finanzas con sus trajes de ejecutivos, pero lo que hay es multitud de turistas por doquier.
Hay muchos grupos de estudiantes.
Todos a fotografiarse, de todas las formas imaginables, con la estatua de George Washington, que preside el edificio del Federal Hall.
Nosotros también. Y, por supuesto no hay que perderse la Bolsa, que está justo enfrente.
Símbolo del poder por excelencia, tantas veces visto su edificio en las películas, siento una especie de sensación de irrealidad de estar aquí.
Lo mismo que en la zona de Bowling Green, nuestro siguiente punto de destino, más al sur. El pequeño parque en el que tuvo lugar la venta de Nueva York a los holandeses, que menudo negocio hicieron con los pobres indios americanos.
Nos encontramos una pequeña y curiosa manifestación o acto de protesta en la zona.
Pero aquí la gente viene más bien a fotografiarse con el toro, al que casi todos sabemos lo que hay que tocarle para tener suerte en las finanzas, aunque la mayoría se empeña en hacerse la foto en la parte delantera.
Este toro, apareció un bien día aquí y aquí se quedó. Los que desaparecieron del mapa fueron los indios americanos, o casi. Pero si queremos recordar lo que fue la cultura americana antes de la llegada del "hombre blanco" tenemos un museo dedicado a ellos, gratuito y abierto todos los días.
Nosotros echamos un vistazo y, seguramente, es más interesante de lo que pudimos apreciar, pues la visita fue rápida.
Cumplida la primera parte de nuestro programa, estamos en el lugar adecuado para tomar el famoso ferry de Staten Island, ese que también es gratuito (hoy nos está saliendo la jornada barata) y en el que podemos ver de cerca la estatua de la libertad.
Hay tanta gente que nos parece mentira que todos vayamos a caber, pero es que este barco es un auténtico mastodonte de color naranja, en el que la mayoría somos turistas, pero también personas que simplemente cruzan a Staten Island.
Hay tres niveles, nosotros a la ida, fuimos a la parte de arriba, y a la vuelta entramos en la de abajo, que nos resultó mucho más cómoda para las fotografías.
Resulta emocionante verla, la verdad. Te vienen a la cabeza multitud de películas, pero es hermosa y sigue siendo un icono de la libertad.
Emotiva debe de ser igualmente la visita a la isla de Ellis, que está al lado y a la que acudían todos los inmigrantes cuando llegaban a Nueva York a principios del siglo XX. Uno piensa en lo que debería sentir toda esta gente que venía en busca de oportunidades, ante la presencia de Miss Liberty.
Nosotros descartamos hacer la visita a la isla donde se encuentra la estatua o a la de Ellis. Hay tanto que hacer en Nueva York y tan pocos días los que podemos estar aquí, que lo tuve que descartar de mi apretado planning.
El viaje es corto, pero suficiente para las fotografías y el saludo a la famosa dama.
Tras ello decidimos comer algo en la estación de Staten Island (nos hemos vuelto neoyorkinos, comida rápida y en cualquier sitio, aquí el tiempo es oro) y nos vamos de vuelta.
Vamos ahora a acercarnos a Battery Park, una zona verde, tranquila, donde están los ferrys que van a las islas, pero también el Castle Clinton, algunos monumentos y la esfera del World Trade Center que vino a parar aquí, así tal cual quedó tras los atentados.
La idea es ir caminando hasta nuestro punto de partida de esta mañana, por la zona que bordea el río Hudson, disfrutando así de las vistas de New Jersey. Así lo hacemos, muy tranquilamente.
Vamos haciendo descansos a menudo, porque acusamos el cansancio desde esta mañana. Los parques son lugares agradables para hacerlo, aunque concretamente éste está lleno de obras, y tenemos que dar unos cuantos rodeos hasta que llegamos al Museo de los Judíos (lo dicho, esta zona está llena de homenajes, también hemos visto monumentos a los marines, a los combatientes en Corea, etc) y finalmente seguimos río arriba hasta llegar a la altura del World Trade Center, que nos va a permitir visitar el Memorial 9-11.
Un lugar sencillo y emotivo, en el que la entrada es libre. Dos grandes estanques en los lugares en los que antes se situaba cada una de las torres gemelas. Unas placas negras al borde con los nombres de las víctimas.
Bancos de piedra, en los que puedes sentarte, aunque eso sí, hay policía vigilando el comportamiento de la gente, pues aquí hay que guardar el debido respeto a la zona. Uno imagina el dolor que supuso para Nueva York el vivir ese terrible día y la huella que ha dejado en la ciudad.
Estamos un rato por aquí. Ahora hay un museo, recientemente inaugurado, al que no vamos a entrar. En el memorial no hay mucho más.
Hoy nos lo estamos tomando relajado, pero es que hemos hecho tantas cosas ya, que lo necesitamos. No podemos forzar el ritmo, vamos con dos niñas y aún nos quedan unos cuantos días.
Así es que, sin mucha prisa, vamos a complacer a nuestra hija mayor, que se muere de ganas de entrar a la famosa outlet "Century 21". No sé si hay tantas gangas como dicen, supongo que si buscas y buscas, puedes encontrar cosas interesantes. Nosotros salimos con alguna compra, lo que yo no esperaba.
Me hace ilusión acercarme a la zona de los tribunales, que está al lado, algo más arriba del City Hall, con no demasiados visitantes. Igualmente escenario de muchas películas.
Hacemos unas cuantas fotografías, esta vez en solitario y me pregunto por qué hay sitios abarrotados de turistas y otros igualmente interesantes, no son visitados por muchos.
Nuestra intención inicial era terminar el día cerca del Puente de Brooklyn, incluso cruzarlo desde Manhattan y estar por la zona norte de Brooklyn que aún no hemos visitado, contemplando las hermosas vistas del skyline al atardecer.
Nos vamos a quedar con las buenas intenciones, acercándonos simplemente a la zona de los muelles.
La del Pier 17 está completamente en obras, así es que nos quedamos en el Pier 16 y en el Pier 15.
Y así, entre barcos históricos, con vistas a la bahía y contemplando el atardecer, aunque de este lado, que tampoco está nada mal, damos por finalizada una jornada muy intensa.
Ya forma parte de nosotros.
Un día de lo más completo. Me gusta vuestro planteamiento de ir disfrutando de una ciudad como Nueva York poco a poco. Muy bonitas las fotos del final. Me está encantando este viaje con vosotros. Un abrazo, familia.
ResponderEliminarGracias Sol. Fue un día de los de "a tope", pero lo disfrutamos muchísimo y, salvo el final, cumplimos todo el itinerario que habíamos previsto para el día. Pero aún queda mucho viaje, amiga...
EliminarMe gusta mucho esa zona de NY, tiene edificios preciosos. Para no ser un día de ir a tope no estuvo mal ehhh. El paseo en ferry es muy chulo y además gratis, no se puede pedir más. Un beso grande y voy a por la siguiente entrada que he estado desconectada de este mundo y tengo tarea atrasada y hoy es buen día para pasear por la city antes de que acabe el año.
ResponderEliminarNosotros también estamos un poco desconectados últimamente, así es que aunque algo tarde, te deseamos un feliz y viajero 2015 también desde este blog. Esta zona de Nueva York, preciosa, una de las que más recuerdo, pero es que la city tiene tantas.... Un abrazo y gracias por dejar tu comentario.
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