SANTIAGO DE CUBA
Lo que no nos dijo nada
Palabras, monumentos, símbolos y propaganda en una excursión guiada en la que llegamos hasta la Plaza de la Revolución de Antonio Maceo.
Tras la estatua hay veintitrés machetes, que no se ven, pero que simbolizan el 23 de marzo y la lucha independentista cubana tras la protesta de Baragua.
Siguiente parada en el Cementerio de Santa Ifigenia. Panteón nacional de los heroes cubanos.
Los paisajes y almas se abren al contemplar la bahía de Santiago en lo alto de la Fortaleza de San Pedro de la Roca, más conocida como el Castillo del Morro.
La fortaleza militar es hoy una atracción turística que recorrimos bajo un sol de justicia.
Lo que más nos gustó
Nos gusta viajar a pie de calle. Monumentos los justos. Somos viajeros de recorrer, sin prisa ni rumbo, los paisajes que nos llevan a ninguna parte.
Nos gusta recordar la anécdota personal, la captación del instante en una calle cualquiera.
Nos gusta contemplar anónimos edificios que nos hablan de la realidad de Cuba.
Y aunque esta no es una gran foto, con ella recordamos al grupo de cantores santiagueros que conocimos en un café y que nos invitaron a unirnos a ellos en una inolvidable tarde de bailes, cervezas y sones en la que cambiamos el paseo, por la experiencia humana de conocerlos.
Con ellos terminamos la jornada por libre, hasta altas horas de la noche, compartiendo su casa (en ruinas) y sus cantos, lanzados a un cielo cuajado de estrellas, en Santiago de Cuba.
CAYO SAETIA
Seguimos en el Oriente cubano visitando, esta vez, uno de sus lugares más paradisíacos (y tiene unos cuantos).
En el polo turístico de Holguín, Cayo Saetia es lugar inolvidable.
Cayo Saetia es un pequeño islote de 42 km2 de extensión del que sólo conocimos su bahia, pero que se concibe como parque natural con bosques y fauna diversa. Explorar este espacio hubiera sido realmente interesante.
Nos quedó el consuelo de disfrutar de su playa, cuajada de restos de corales y caracoles marinos, vigilados por impasibles iguanas.
Su arena finísima, sus aguas transparentes, su oleaje tranquilo, nos hace recordar este lugar como uno de los más hermosos y privilegiados en los que hayamos estado jamás.
Hacemos la visita en grupo, pero no hay masas de turístas bañándose, ni la playa está atestada de sombrillas y tumbonas... estamos solos y nos sentimos más que afortunados de estar aquí.
Nuestro recorrido organizado por la isla incluía la estancia por un par de días en GUARDALAVACA, complejo turístico de los de pulserita en la muñeca con "todo incluido" y mojitos a discreción.
Aburrimiento total. No hay fotos.
Recargamos pilas cuando nos desprendemos de la pulserita de turistas y volvemos a los paisajes reales de Cuba.
HOLGUÍN
De nuestro breve paso por la ciudad de Holguín quedaron las imágenes de una mañana calurosa y cotidiana junto a su casa consistorial...
Y la sonrisa de los pequeños colegiales que nos saludan amistosamente y conversan con nosotros bajo la suspicaz mirada de sus profesoras.
CAMAGÜEY
En Camagüey nos sorprende la colorida fachada de su "Casa de la diversidad cultural", construida en 1928, a la que entramos para curiosear un buen rato por sus espacios abiertos a todo tipo de actividades culturales.
Recordamos en Camagüey, junto a su casa natal, al poeta cubano Nicolás Guillén, conocido como el poeta del son, fallecido en La Habana en 1989.
"Yoruba soy, soy lucumí,
mandinga, congo, carabalí.
Atiendan, amigos, mi son, que acaba así:
Salga el mulato,
suelte el zapato,
suelte el zapato,
díganle al blanco que no se va:
de aquí no hay nadie que se separe;
mire y no pare,
oiga y no pare,
beba y no pare,
viva y no pare,
que el son de todos no va a parar! "
De Camagüey nos quedamos con su sabor añejo de ciudad sencilla.
Con la tranquilidad y sombra de un atardecer pausado.
Con la imagen de un gato que reposa junto a una puerta cualquiera de cualquier calle.
De Camagüey, los enrejados en las ventanas, sus fachadas con pilastras, los frescos tejadillos que invitan a la conversación, mientras la tarde va pasando...
Sin prisa, también nosotros dejamos que transcurran nuestras horas, en esta grata ciudad de trazado medieval, bella y auténtica que nos deja captar la luz de su atardecer, como imagen final.
Hola!!! He encontrado tu blog, nos "conocemos" de otra página, en la que tuve la suerte de encontrar tus diarios de Edimburgo...(ciudad que está esperando mi visita desde hace algún tiempo). Me he emocionado leyendo tus recuerdos de Cuba!! y la frase de "A veces no es fácil reflexionar en La Habana" o algo así que dices, está muy, pero que muy bien... Me ha gustado ver que has estado cantando en Santiago canciones de Milanés, mirando al cielo...Sabes? mi abuelo y sus hermanos tuvieron hace muchos, muchos años un hostal en Santiago. Se volvieron todos para aquí, pero allí se quedó uno de los hermanos y....hasta hoy, nunca hemos sabido nada. Yo de esta historia me enteré hace relativamente poco tiempo, un día que le comenté a mi padre: "Aquí todo el mundo tiene parientes en América, o parientes que han estado allí y han vuelto, pero tu no tienes a nadie" y el me contó la historia de que su padre, mi abuelo, cuando era muy jovencito se fué para allá y uno de sus hermanos nunca más volvió. No supo darme ningún dato más, ni el nombre del hostal que regentaban, ni nada de nada.. Bueno, qué rollo... todo esto para decirte que me ha encantando encontrarte hablando de Cuba, que, igual que Edimburgo, también me sigue esperando.
ResponderEliminarUn abrazo. (por si te dá una pista, a mí tb me gusta visitar los cementerios de las ciudades..)
¡Hola... ¿Nasdrovia?! Bueno, en primer lugar pedirte perdón por contestarte tan tarde, pero hemos estado de viaje y he visto hoy tu mensaje, que me ha hecho muchísima ilusión.
EliminarEste viaje a Cuba tiene unos cuantos años y la experiencia santiaguera es de las más entrañables que recuerdo de mi pequeña vida viajera. Los cantores nos invitaron a cenar a su casa y ni había casa ni había cena, compartimos con ellos nuestras escasas provisiones y allí estuvimos en el tejado, bebiendo cerveza y canta que te canta... tuvimos suerte en esto, porque por lo demás, Cuba te deja un poco... buf, no encuentro calificativo, es difícil encontrar la esencia cubana porque allí eres un turista, con todo lo que conlleva y terminas muy agobiado de serlo. Supongo que todos tenemos una lista de espera de países para visitar, Cuba, por tus vínculos familiares tendrá para ti un trasfondo especial, no dejes de ir, a pesar de lo negativo. Y por otra parte Edimburgo... ¡la ciudad de los cementerios!.. es una ciudad genial, pienso que te gustará tanto como a mí. Por último (ya ves que como "rollera" tampoco me quedo corta, este humilde blog, está encantado de recibir visitas como la tuya. Un abrazo para ti. Arundathi / Eva
;) Hola;)!!
ResponderEliminarEspero que hayas disfrutado del nuevo viaje.!
Es un placer leerte, y poco a poco voy avanzando en tu blog que me encanta.
Tengo muy mitificada a Cuba, supongo que como la mayoría, más o menos. Espero que si algún día voy no me defraude, como me pasó con San Petersburgo por ejemplo. Imagino que el problema es el que tú dices, que no dejas de ser un turista en ningún momento y claro, al mismo tiempo no dejas de ser un negocio. Pero habrá que ir. Si o sí. En estos momentos una gran amiga mía está allí y estoy deseando su vuelta para que me lo cuente toooodo, y morirme de envidia al mismo tiempo, naturalmente....
Pero lo que me cuentas de la noche en Santiago no tiene precio, y por ese tipo de situaciones y detalles creo que merece la pena.
Seguimos en contacto por aquí, te seguiré leyendo con atención...
Otro para tí. Trini.
¡¡Hola Trini!! Me alegro mucho de que hayas leído mi anterior mensaje, ahora ya nos conocemos :)
EliminarDe Cuba es imposible no volver, al menos, con sensaciones contradictorias. No sé, han pasado años desde que nosotros fuimos, pero sospecho que la situación allí no ha cambiado y claro, si uno va de turista de "folklore y Bodeguita de Enmedio", pues vale, pero si vas un poco más allá... se te hace cuesta arriba ver la situación que tienen y que, por otra parte, obliga a muchos de ellos a tener un comportamiento determinado con los turistas. Por supuesto, todavía hay una tercera capa, que es la que se trata de encontrar, que es la de los buenos momentos, como los cantos a la lluvia en el Callejón de Hamel o la impagable sonrisa de los niños en cualquier esquina. Todo es Cuba.
Un abrazo a ritmo de son. Eva