No podemos decir que las condiciones climatológicas de nuestro segundo día por tierras sorianas, fueran demasiado propicias. Soria nos recibe con abundante lluvia, lo que nos obliga a buscar rápido refugio en un bar, intentando poner la mejor cara posible a este contratiempo, que todos los viajeros tememos.
Aburridos de esperar, decidimos lanzarnos a la aventura y comenzar la visita a la ciudad con este panorama que no tiene pinta de terminar en un rato.
Parece que no vamos a poder hacer gran cosa en esta "Soria pasada por agua", pero ahí queda nuestro intento.
El centro neurálgico de la ciudad es el llamado "El Collado" con sus característicos soportales.
De ahí parten numerosas calles que nos conducen hasta los más importantes edificios históricos de la ciudad.
El Palacio de los Condes de Gomara es un prototipo de la arquitectura renacentista civil soriana y, en la actualidad, sede de la Audiencia Provincial.
De camino, alguna sorpresa, como la peculiar fachada de este edificio, del que no tenemos mucha referencia, con un particular aire modernista, que nos gusta.
Al poco de iniciar nuestro paseo, la cosa se complica y lo que era una lluvia incesante, se convierte en una incipiente nevada, justo cuando nuestros pasos nos han llevado hasta la bella iglesia románica de Santo Domingo.
Aunque el tiempo a lo que invita es más bien a meternos rápidamente en el interior, a ver si nos calentamos un poco...
...tenemos un valiente fotógrafo que, fiel a sus "deberes", nos deja alguna instantánea del bello pórtico de Santo Domingo, más al detalle.
Como viajamos con tres niñas (dos nuestras y una de los amigos que viajan con nosotros), decidimos interrumpir nuestra visita, hacer un almuerzo tempranero y esperar a ver si escampa, para continuar nuestra visita a la ciudad de Soria en mejores condiciones.
Afortunadamente, nuestros deseos van a cumplirse y el resto del día vamos a tener una temperatura algo más agradable y soleada que nos permitirá seguir con nuestro itinerario, a estas alturas, algo recortado.
Siguiente parada: El Instituto Antonio Machado.
Haciendo historia, este Instituto fue un colegio de Jesuitas en el año 1585 y en 1740 fue destruido por un incendio. Más tarde le tocaría ser un poco de todo, desde fábrica de hilados a hospital de tropas.
En 1840 se produce su reapertura como colegio.
Antonio Machado en 1907 llega para tomar posesión como maestro, impartiendo clases de lengua francesa hasta 1912 en que abandonará Soria.
En el interior del Instituto, se encuentra un aula, tal y como era en los tiempos en que Machado dio clase. Lamentablemente, encontramos el Instituto cerrado, pero es una visita que nos hubiera encantado realizar.
En la vecina plaza del Vergel, encontramos un busto dedicado al poeta, del que se dice que era bueno y amable, intentando desarrollar en los alumnos la curiosidad por aprender.
Volveremos a Machado más tarde. De momento, seguimos nuestro paseo por la ciudad, acercándonos hasta la Plaza de Ramón Benito Aceña, conocida por los sorianos como de Herradores, que ese era su nombre antiguo y que hoy es espacio de encuentro y de tapeo.
En ella, como apunte poético, vivieron los hermanos Becquer.
A primera hora de la tarde, la encontramos repleta de gente que, como nosotros, ha salido a la calle, aliviados tras el temporal de esta mañana.
Descubrimos otros edificios históricos relevantes como el "Palacio de los Ríos y Salcedo", renacentista, que en la actualidad es la sede del archivo histórico provincial.
En la calle del Collado 23, el Casino (al que Machado asistía en ocasiones) hoy llamado "Círculo de la amistad", por ser la unión de varios casinos, nos invita a un viaje en el tiempo.
Una década después, otro poeta, Gerardo Diego, también lo frecuentaría.
La Plaza Mayor de Soria es una de las calles más comerciales y concurridas de la ciudad.
Hasta ella llegaron los novios en comitiva, siendo observados por numeroso público, entre los que no faltaban los que desaprobaban la boda, pues la diferencia de edad entre ambos era notoria. En esta iglesia, unos años más tarde también se celebrarían los funerales de la novia, fallecida el 1 de agosto de 1912, tan sólo dos años más tarde.
Siguiendo por la calle del Posito, otra iglesia, la de Nuestra Señora del Espino y, junto a ella, el olmo seco cantado por Machado. Una placa evoca el hermoso poema.
"Al olmo seco, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verdes le han salido..."
En el cementerio adosado a la iglesia, descansan los restos de Leonor, la que fuera esposa de Antonio Machado, su gran amor.
Parece que finalmente estamos aprovechando el día, que tan mal comienzo ha tenido, así es que nos encaminamos hacia otra de las Iglesias importantes de Soria, la Iglesia de San Juan de Rabanera.
Se trata de una singular iglesia románica, con elementos protogóticos. Muy armoniosa en su conjunto, a pesar de haber pasado por numerosas reformas y añadidos.
Lo que nos sorprende es su ubicación, en una plaza asediada por el tráfico, que no invita al recogimiento, precisamente.
Esta será nuestra última visita en la ciudad de Soria, pero no la última de la tarde.
El Monasterio de San Juan de Duero, conocido como "Arcos de San Juan de Duero", es un increíble conjunto de arquitectura románica, que se encuentra a las afueras de la ciudad de Soria.
En su día, el Monasterio perteneció a la Orden de los Hospitalarios de San Juan de Acre, protectores de caminantes y peregrinos, y previamente a los templarios. Lo único que se conservan son la iglesia y la arquería del claustro, uno de los más bellos conjuntos románicos castellanos.
Tenemos la sensación y la certeza de que estamos en un lugar muy especial y no tan sólo por la originalidad de la construcción o por sus llamativos arcos, cada uno con su propia personalidad, sino por su justo equilibrio, la belleza que encierra todo el recinto. Un lugar único.
Tal vez su ubicación, entre el río Duero y el llamado "Monte de las Animas", proporcione a San Juan de Duero parte de su singular encanto.
Y hablando del Monte de las Ánimas... paraje emblemático que evoca multitud de leyendas templarias, que tan bien supo aprovechar un romántico Bécquer, colocando aquí el escenario de alguna de sus historias:
"Ese monte que hoy llaman de las Ánimas, pertenecía a los Templarios, cuyo convento ves allí, a la margen del río"
No hacen falta demasiadas excusas para acercarse hasta esta pequeña ciudad, llena de secretos a descubrir, y recorrerla mucho mejor de lo que nosotros hemos hecho hoy, con más detenimiento. Pero aún no habiendo hecho una gran visita, siento que Soria me ha atrapado y no puedo terminar esta modesta entrada sin dedicarle una canción que me encanta y que no dejé de tararear una y otra vez durante mi estancia en tierras sorianas.
Parece que finalmente pudisteis aprovechar el día. Soria me parece una ciudad muy especial, con muchos rincones y referencias como las que mencionas. La canción de Gabinete recoge bien ese espíritu poético soriano, hacía tiempo que no la escuchaba :)
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Sol! Tuvimos un poco de mala suerte con el tiempo, pero las dos horas escasas que nos hizo sol (en la entrada no consta que volvió a haber otro temporal más tarde, pero lo hubo) aprovechamos a tope para cumplir con la mayor parte del itinerario que nos habíamos propuesto. Nos gustó Soria, mucho.
EliminarUn abrazo para ti.
A mi me gustó mucho Soria, no solo por Machado, pero sobre todo porque el poeta está por todos lados.
ResponderEliminarSaludos viajeros
El LoBo BoBo
Sí que es una gran presencia y un privilegio. Está llena de hermosas referencias, Soria, poéticas las más. Eso la convierte en una ciudad con un halo nostálgico que le va muy bien. A nosotros nos pareció una ciudad preciosa. Un gran saludo y agradecerte tu visita y comentario.
EliminarEs una de las cosas que más me atrae de Soria, el visitar los sitos que formaron parte de la vida de Machado. El olmo me ha encantado, no sabía que se conservara. Preciosas las fotos y la entrada. Un beso.
ResponderEliminarVisitar una ciudad de la mano de un poeta, le da un contenido especial. Las calles se convierten en rincones con vida, y cada paseo es una evocación que da un sentido diferente al viaje, mucho más emotivo. Conocer Soria es acercarte a Machado, que tanto la amó. A un Machado introvertido, como la propia Soria, que dejó allí al gran amor de su vida. Si vas a Soria, haz como yo, llévate un libro de poemas de Machado y no dejes de leerlo cada noche de tu estancia. Un beso.
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