25 de julio de 2015
Tras nuestra decepcionante visita al lago Ness, seguimos ruta hacia el Noroeste de Escocia, donde tenemos previsto tomar un ferry que nos llevará hasta las Islas Orcadas.
De camino al norte, elegimos un sitio únicamente para parar a comer: Dornoch que, así sobre el papel, me parece interesante.
Dornoch tiene una imponente catedral de planta de cruz cuadrada y espectaculares vidrieras.
Buscando información en internet, resulta que aquí Maddona bautizó a su hijo, qué cosas, resulta extraña la elección, aunque con los artistas ya se sabe.
El pueblo es pequeñito, tiene un supermercado cooperativa que resulta bastante económico, donde cargamos con algunas provisiones (sobre todo para la cena) y nos tomamos un bocadillo más sopa del día, en un establecimiento simpático frente a la catedral.
Todavía nos damos una vuelta por Dornoch e intentamos ver la playa, lo que no conseguimos, ya que había una especie de feria con entrada de pago.
Aun así, nos vamos encontrando con este paisaje extremo, característico del norte de Escocia, que tantos y buenos recuerdos va a dejarnos en esta etapa, sin lugar a dudas, la mejor de todo el viaje.
Continuamos hacia el Norte. La conducción de hoy es más tranquila, aunque seguimos con la tendencia de arrimarnos demasiado al arcén, pero no tanto como ayer, vamos avanzando.
Nuestro punto de llegada es John O'Groats, al extremo de la isla y tememos no llegar a tiempo, así es que atravesando un bello camino al lado del mar y observando el paisaje verdiamarillo y salpicado de manchas blancas (las ovejas) por doquier, llegamos ¡con dos horas de adelanto! a John O'Groats, lugar de salida de los Ferries a las Orcadas.
Nada, pues como hay tiempo, nos vamos a Dunnet Head a ver el extremo más extremo de Escocia y del Reino Unido, llegando hasta el faro, donde hay un observatorio de aves.
Descubrimos un camino más al sur, que seguimos. Las vistas son impresionantes, con las Islas Orcadas al frente.
Aquí no hay hordas turísticas, la soledad es tan impresionante como hermosa.
Se tiene la sensación de estar un poco en el fin del mundo, pero desde que hemos iniciado esta parte del viaje nos sentimos mucho mejor, pues esto se acerca más a lo que andamos buscando, lejos de circuitos trillados que siempre nos decepcionan. Así pues, llegar hasta aquí e ir más allá, ha sido una decisión acertada.
Llega la hora y volvemos a John O'Groats a coger el ferry que nos llevará a St. Margaret's Hope, en las Orcadas.
Con un método muy ordenado, nos embarcamos y hacemos un viaje de una hora. Resulta cómodo y fácil llegar a las islas, después de todo.
Pentland Ferries es la compañía más barata para llegar a las Orcadas, pero nosotros la vuelta, por razones de itinerario, la haremos con otra compañía, algo más cara, pero que nos viene mejor.
De St Margaret's Hope, tenemos que desplazarnos a Kirkwall donde tenemos el alojamiento, nuevamente un albergue, ya que para los cuatro es la única opción económica.
Ya de entrada en las Orcadas, la isla en la que entramos (la de Maine) nos da una sensación de tranquilidad absoluta.
Un paisaje plano, donde los árboles, si los hay, son muy pequeños y excepcionales. Es un poco como entrar en otro mundo. Más introvertido y profundo.
Como hicimos ayer en Inverness, tras una cena rápida, vamos a dar una vuelta por Kirkwall, lugar de lo más plácido y muy agradable, con una magnífica catedral, que tendremos ocasión de visitar mañana.
Despertamos en las Islas Orcadas, en Kirkwall, la principal ciudad de la isla de Mailand y capital de las Islas Orcadas. Vamos a comenzar por visitar, a plena luz del día, la propia ciudad.
Kirkall es una ciudad bonita, muy pequeña y cuidada. Paseamos por su calle principal y será porque es domingo, pero no hay demasiada gente.
La catedral de S. Magnus, de arenisca rojiza, es lo más destacado de la ciudad.
Sobria y magnífica, comparte el sentimiento de quietud y de espiritualidad, tranquilo, silencioso, que tiene toda la ciudad. Tal vez toda la isla.
La Catedral se fundó en 1137, aunque el edificio actual es el resultado de 300 años de modificaciones y abarca diferentes estilos.
Posiblemente sea esta una isla religiosa, espiritual, pero esto sólo es una idea que se me ocurre mientras oigo el sonido de mis propios pasos en la iglesia y paseo por el cementerio anexo.
Todavía nos acercamos al plácido puerto, donde acude la flota pesquera y los ferries que van hacia la isla del Norte.
Desde Kirkall vamos a hacer ruta hacia el oeste, dirigiéndonos a Stromness, pero pasando por la zona noroeste de Mainland, donde se acumulan los monumentos prehistóricos importantes.
Aquí empieza el principal motivo de nuestra venida aquí. Realmente da vértigo hablar de nuestras siguientes visitas y más aún el estar en los lugares que hemos estado. Nos hemos sentido privilegiados. Ha valido la pena llegar hasta aquí, ¿ya lo he dicho?
Stennes es una pequeña localidad en cuyos alrededores se encuentran 4 menhires. Eran 12 en realidad y formaban un círculo que se puede imaginar perfectamente.
Hablamos pues de los restos de un crómlech, un círculo de piedras construido alrededor del 3.100 a Xto. Impresionante. Uno de estas piedras mide más de 5 metros.
Lo bueno de aquí es el fácil acceso.
Las piedras están para ser vistas y tocadas, para que un grupo de viajeros se reúnan, tal vez intentando captar la energía que pueda desprenderse de un lugar como este.
Están como un misterio, como una mezcla de la vida con el sentimiento religioso o místico, o lo que sea que representen esas piedras que miran al cielo y, al lado de las cuales, te
sientes pequeño y como en presencia de algo inalcanzable.
Más al norte y hacia el oeste (y dejándonos de visitar la cámara funeraria de Maes Howe de 5000 años de antigüedad, en la que hay que reservar con antelación) encontramos el llamado Ness of Brodgar.
Las excavaciones llevadas a cabo por la zona han reabierto la historia del Neolítico ante lo que se da en llamar el "Stonehenge escocés" y, antes de llegar al anillo de Brodgar, nos acercamos precisamente a una parte de las excavaciones abiertas al público, donde trabajan decenas de voluntarios en el verano (al parecer, las inclemencias del tiempo impide el trabajo durante el resto del año)
El llamado Ring of Brodgar, es un nuevo círculo de menhires, de los que en este caso podemos encontrar 22 de las 60 piedras iniciales. Alzadas hacia el cielo hace unos 4.500 años. Entrada libre.
Una pequeña valla separa a unas vacas pardas pastando, del círculo de piedras perdido en el origen de los tiempos, misterioso, único.
Por último, vamos a ver un poblado neolítico, Skara Brae. Esta vez es visita de pago, pero realmente vale la pena.
Skara Brae se encuentra en un enclave privilegiado, al lado de una bahía arenosa.
Un poblado descubierto en 1850. Han transcurrido más de 5000 años desde que una comunidad viviera aquí. Consta de diez casas agrupadas y debió de estar habitado, más o menos, entre el 3100 y el 2500 a. Xto.
Uno puede hacerse una perfecta idea de cómo eran las casas (la guía dice que el mobiliario parece de "los Picapiedra") camas y armarios, el hogar y hasta la tienda de utensilios de cerámica, es increíble el estado de conservación y lo bien explicado que está todo.
Llegar aquí nos acerca hasta la vida de estos hombres y mujeres de la prehistoria, que buscaban su espiritualidad a través de los círculos de piedras que hemos visto antes, todo ello en un entorno idílico.
Realmente ¿sería así?
En Stromness cogemos el ferry con la compañía Northlinks.
Este ferry hace trayecto Stromness -Scrabster. Lo hemos hecho así porque el ferry desde St. Margaret's Hope salía demasiado tarde, aparte que teníamos que volver a Kirkall y luego ir hacia el sur y perdíamos mucho tiempo.
Nuestra idea es, llegados a Scrabster, iniciar un recorrido por la costa Norte, pero de eso hablaremos en nuestro siguiente post.
Tras nuestra decepcionante visita al lago Ness, seguimos ruta hacia el Noroeste de Escocia, donde tenemos previsto tomar un ferry que nos llevará hasta las Islas Orcadas.
Dornoch tiene una imponente catedral de planta de cruz cuadrada y espectaculares vidrieras.
Buscando información en internet, resulta que aquí Maddona bautizó a su hijo, qué cosas, resulta extraña la elección, aunque con los artistas ya se sabe.
El pueblo es pequeñito, tiene un supermercado cooperativa que resulta bastante económico, donde cargamos con algunas provisiones (sobre todo para la cena) y nos tomamos un bocadillo más sopa del día, en un establecimiento simpático frente a la catedral.
Todavía nos damos una vuelta por Dornoch e intentamos ver la playa, lo que no conseguimos, ya que había una especie de feria con entrada de pago.
Aun así, nos vamos encontrando con este paisaje extremo, característico del norte de Escocia, que tantos y buenos recuerdos va a dejarnos en esta etapa, sin lugar a dudas, la mejor de todo el viaje.
Continuamos hacia el Norte. La conducción de hoy es más tranquila, aunque seguimos con la tendencia de arrimarnos demasiado al arcén, pero no tanto como ayer, vamos avanzando.
Nuestro punto de llegada es John O'Groats, al extremo de la isla y tememos no llegar a tiempo, así es que atravesando un bello camino al lado del mar y observando el paisaje verdiamarillo y salpicado de manchas blancas (las ovejas) por doquier, llegamos ¡con dos horas de adelanto! a John O'Groats, lugar de salida de los Ferries a las Orcadas.
Nada, pues como hay tiempo, nos vamos a Dunnet Head a ver el extremo más extremo de Escocia y del Reino Unido, llegando hasta el faro, donde hay un observatorio de aves.
Descubrimos un camino más al sur, que seguimos. Las vistas son impresionantes, con las Islas Orcadas al frente.
Se tiene la sensación de estar un poco en el fin del mundo, pero desde que hemos iniciado esta parte del viaje nos sentimos mucho mejor, pues esto se acerca más a lo que andamos buscando, lejos de circuitos trillados que siempre nos decepcionan. Así pues, llegar hasta aquí e ir más allá, ha sido una decisión acertada.
Con un método muy ordenado, nos embarcamos y hacemos un viaje de una hora. Resulta cómodo y fácil llegar a las islas, después de todo.
Pentland Ferries es la compañía más barata para llegar a las Orcadas, pero nosotros la vuelta, por razones de itinerario, la haremos con otra compañía, algo más cara, pero que nos viene mejor.
De St Margaret's Hope, tenemos que desplazarnos a Kirkwall donde tenemos el alojamiento, nuevamente un albergue, ya que para los cuatro es la única opción económica.
Ya de entrada en las Orcadas, la isla en la que entramos (la de Maine) nos da una sensación de tranquilidad absoluta.
Un paisaje plano, donde los árboles, si los hay, son muy pequeños y excepcionales. Es un poco como entrar en otro mundo. Más introvertido y profundo.
Como hicimos ayer en Inverness, tras una cena rápida, vamos a dar una vuelta por Kirkwall, lugar de lo más plácido y muy agradable, con una magnífica catedral, que tendremos ocasión de visitar mañana.
27 de julio de 2015
Despertamos en las Islas Orcadas, en Kirkwall, la principal ciudad de la isla de Mailand y capital de las Islas Orcadas. Vamos a comenzar por visitar, a plena luz del día, la propia ciudad.
Kirkall es una ciudad bonita, muy pequeña y cuidada. Paseamos por su calle principal y será porque es domingo, pero no hay demasiada gente.
La catedral de S. Magnus, de arenisca rojiza, es lo más destacado de la ciudad.
Sobria y magnífica, comparte el sentimiento de quietud y de espiritualidad, tranquilo, silencioso, que tiene toda la ciudad. Tal vez toda la isla.
La Catedral se fundó en 1137, aunque el edificio actual es el resultado de 300 años de modificaciones y abarca diferentes estilos. 
Posiblemente sea esta una isla religiosa, espiritual, pero esto sólo es una idea que se me ocurre mientras oigo el sonido de mis propios pasos en la iglesia y paseo por el cementerio anexo. 
Todavía nos acercamos al plácido puerto, donde acude la flota pesquera y los ferries que van hacia la isla del Norte.
Aquí empieza el principal motivo de nuestra venida aquí. Realmente da vértigo hablar de nuestras siguientes visitas y más aún el estar en los lugares que hemos estado. Nos hemos sentido privilegiados. Ha valido la pena llegar hasta aquí, ¿ya lo he dicho?
Stennes es una pequeña localidad en cuyos alrededores se encuentran 4 menhires. Eran 12 en realidad y formaban un círculo que se puede imaginar perfectamente.
Hablamos pues de los restos de un crómlech, un círculo de piedras construido alrededor del 3.100 a Xto. Impresionante. Uno de estas piedras mide más de 5 metros.
Lo bueno de aquí es el fácil acceso.
Las piedras están para ser vistas y tocadas, para que un grupo de viajeros se reúnan, tal vez intentando captar la energía que pueda desprenderse de un lugar como este.
Las piedras están ahí, sin más, silenciosas y solemnes, para invitarnos a pensar. Están ahí, al lado de un rebaño de ovejas, al lado del mar y de los cisnes.
Están como un misterio, como una mezcla de la vida con el sentimiento religioso o místico, o lo que sea que representen esas piedras que miran al cielo y, al lado de las cuales, te
sientes pequeño y como en presencia de algo inalcanzable.
Más al norte y hacia el oeste (y dejándonos de visitar la cámara funeraria de Maes Howe de 5000 años de antigüedad, en la que hay que reservar con antelación) encontramos el llamado Ness of Brodgar.
Las excavaciones llevadas a cabo por la zona han reabierto la historia del Neolítico ante lo que se da en llamar el "Stonehenge escocés" y, antes de llegar al anillo de Brodgar, nos acercamos precisamente a una parte de las excavaciones abiertas al público, donde trabajan decenas de voluntarios en el verano (al parecer, las inclemencias del tiempo impide el trabajo durante el resto del año)
El llamado Ring of Brodgar, es un nuevo círculo de menhires, de los que en este caso podemos encontrar 22 de las 60 piedras iniciales. Alzadas hacia el cielo hace unos 4.500 años. Entrada libre.
Una pequeña valla separa a unas vacas pardas pastando, del círculo de piedras perdido en el origen de los tiempos, misterioso, único. 
Por último, vamos a ver un poblado neolítico, Skara Brae. Esta vez es visita de pago, pero realmente vale la pena.
Skara Brae se encuentra en un enclave privilegiado, al lado de una bahía arenosa.
Un poblado descubierto en 1850. Han transcurrido más de 5000 años desde que una comunidad viviera aquí. Consta de diez casas agrupadas y debió de estar habitado, más o menos, entre el 3100 y el 2500 a. Xto. 
Uno puede hacerse una perfecta idea de cómo eran las casas (la guía dice que el mobiliario parece de "los Picapiedra") camas y armarios, el hogar y hasta la tienda de utensilios de cerámica, es increíble el estado de conservación y lo bien explicado que está todo.
Llegar aquí nos acerca hasta la vida de estos hombres y mujeres de la prehistoria, que buscaban su espiritualidad a través de los círculos de piedras que hemos visto antes, todo ello en un entorno idílico.
Realmente ¿sería así?
En Stromness cogemos el ferry con la compañía Northlinks.
Este ferry hace trayecto Stromness -Scrabster. Lo hemos hecho así porque el ferry desde St. Margaret's Hope salía demasiado tarde, aparte que teníamos que volver a Kirkall y luego ir hacia el sur y perdíamos mucho tiempo.
Nuestra idea es, llegados a Scrabster, iniciar un recorrido por la costa Norte, pero de eso hablaremos en nuestro siguiente post.
Las Orcadas merecen una visita y además tuvisteis la suerte de poder dormir allí.
ResponderEliminarMe alegra mucho que os gustara el lugar, es fascinante
Seguimos tu consejo y fue la mejor parte del viaje, la que más nos impactó, y esa soledad del norte, vale tanto. Para nosotros imprescindible. Un abrazo
EliminarQué pasada chicos, que ganas de ir a conocerlo. La pena es que lo de conducir por la izquierda la verdad es que nos da un poco de canguela y no se puede ver todo si no vas en coche como vosotros.
ResponderEliminarMe ha encantado!
Un saludo
Pues sí que es un inconveniente y coincido contigo en que el coche es indispensable para ir parando en aquellos lugares con los que te vas encontrando en el camino y eso casi es lo mejor de este viaje. Hay que perder el miedo, al final te acostumbras aunque sea a base de tener algún incidente, como nosotros. Gracias por dejar tu comentario por aquí y por tu visita. Muchos saludos.
EliminarHola!! ando perdida del mundo bloguero, pero ya asomo la cabeza y tengo atrasadas tantas lecturas...Me encanta el faro, siento debilidad por estos lugares tan solitarios y a su vez tan imprescindibles para la navegación. Cuando perdamos el miedo a la conducción por el otro lado y vayamos por Escocia no dejaré de ir a Stennes y a Ness of Brodgar; me alegra mucho que estén excavando y que acerquen ese trabajo al público, echo mucho eso de menos en España, hay que enseñar a la gente y difundir la recuperación del patrimonio, qué es lo que se excava, qué restos salen, qué se deduce de todo eso...en fin, hacer partícipe a los vecinos para que se sientan orgullosos de su pasado y no vean la actividad arqueológica como una rémora. Me han encantado las fotos y los paisajes y todo, dan ganas de tirar para allá ahora mismo. Felices fiestas para toda la familia y os deseo un 2016 lleno de amor, salud y viajes. Un beso grande.
ResponderEliminarPor diversas cuestiones tampoco puedo ocuparme mucho en estos momentos del blog, pero aunque tarde te deseo un feliz 2016 y muchos viajes en él. Un fuerte abrazo
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