24 de Julio de 2014 -Midtown
Hoy va a ser una jornada dedicada plenamente al Midtown aunque lo primero que haremos será dirigirnos hacia el norte de Grammercy, al Madison Square Garden para sacar alguna foto del que fuera el edificio más alto y famoso de la city en su momento.
Desde luego es de los más originales, el Flatiron buiding, el edificio plancha.
Tras tomarnos un cafecito (salimos desayunados pero no tenemos cafetera en nuestro apartamento, nuestra casera en una chica de tés) vamos en busca de la Librería pública neoyorkina, esa que sale tanto en las películas.
Antes nos metemos en otra biblioteca pública que nos sale al encuentro y que está como detenida treinta años atrás.
Aún así, curiosos que somos, entramos a echar un vistazo. Nos llama la atención las contradicciones que tiene Nueva York. Una mezcla despiadada entre modernidad y lugares cutres a más no poder, como esta biblioteca. Aunque también tiene su encanto.
En la Gran Biblioteca Central, nos estamos un buen rato, pues es un espacio gratuito que merece la pena. Las famosas escalinatas están llenas de gente, conversando, descansando, comiendo, según horario. Nadie se corta ni molesta.
Está lleno de lectores y de turistas. Múltiples salas y opciones. Aquí podría venir uno a pasar la mañana o la tarde, en su tiempo libre, si no se tuviera otra cosa que hacer.
Igualmente visitamos una exposición (no sabemos si temporal) dedicada a los cuentos infantiles.
Personajes universales como Alicia o Mary Poppins con su paraguas original (¡!) expuesto en una vitrina, como también están los originales Winnie the pooh y sus amigos y muchos otros iconos de la literatura infantil que todos conocemos.
A lo que salimos, nos encontramos inmersos en el bullicio de la Quinta Avenida, una de las arterias más visitadas de la ciudad.
Casi no vamos a salir de ella en todo el día, tantas cosas tenemos que visitar que se encuentran aquí. La calle mismamente ya es un espectáculo.
San Patricio, el mayor templo católico de la ciudad, también se encuentra aquí. Está en obras. Nos hemos encontrado muchas obras en Nueva York, están que no paran.
Entramos en su interior y nos sentamos un ratito. Es muy luminosa y más alegre de colorido a lo que estamos acostumbrados, aunque los andamios de su interior nos impiden una visión muy completa.
Como nuestra siguiente visita es el MOMA, decidimos tomar algo ligero para comer en cualquier cadena de comida rápida, antes de entrar al emblemático museo de Arte contemporáneo.
Así lo hacemos y, sin entretenernos más, vamos a ir a hacer una visita que me hace mucha ilusión, pues a mí me gusta el arte contemporáneo y soñaba con visitar este museo si alguna vez estaba en Nueva York.
Compramos una entrada combinada Moma-Top of the Rock por cuarenta y cuatro dólares, solo para los mayores ya que nuestras hijas entran gratis.
Una vez dentro, también nos haremos con un audio, gratuito y que viene muy bien, porque te va explicando (no son explicaciones muy largas) algunas de las obras que están expuestas. El Moma, el viernes es gratuito, pero hemos preferido ir el jueves para verlo con menos gente. Aún así está lleno.
Una vez dentro, nos centramos en las plantas quinta y cuarta. Sobre todo la primera es la que tiene las obras más interesantes.
Así es que siguiendo los consejos de casi todo el mundo que ha visitado el museo, comenzamos por ella. Obras de Van Gogh, Cezanne, Matisse, Seurat, Gaughin, Monet, Picasso ("Les demoiselles d'Avignon") Juan Gris, Miró, Braque, Chagall, Kahlo, Chirico, Mondrian y muchos otros se encuentran aquí.
Es un privilegio su contemplación en un espacio como este.
Si por mi fuera, también visitaría las otras plantas, más dedicadas a espacios artísticos globales o el jardín de esculturas, pero como no podemos pasarnos toda la tarde aquí, ya salimos entreteniéndonos un poquito en la tienda, que dicen que está muy bien, aunque no compramos nada.
Tampoco compramos nada en esa tienda que tan locos vuelve a los adolescentes españoles, la famosa Hollister, que está justo al lado, no sé si vale mucho la pena la visita, la verdad. Además de tener una decoración idéntica a las sucursales españolas y la misma ropa, no había ni un descuento en su interior. Así es que salimos con las manos vacías.
Siguiendo muchos consejos de los foros viajeros, entre el Empire y el Top of the rock (planta superior del Rochefeller center, el llamado "Observatory") nos decantamos por este último. Nosotros ya teníamos la entrada combinada del MOMA (con descuento de diez dólares) y a nuestra hijas hubo que sacarles las entradas en taquilla (precio reducido hasta doce años). Nada de colas. Puedes subir a la hora que mejor te parezca. Nosotros decidimos hacerlo de inmediato. Un ascensor ultra rápido y hasta ambientado nos lleva a la planta número 65. Aunque tienes un tiempo determinado para estar, nosotros estuvimos algo más del aconsejado, para hacer fotos del panorama.
Magnífico panorama desde el que puedes ver todo Central Park de un lado y la buscadísima foto del Empire desde el otro lado.
Como se puede subir una planta más (y hasta algo más por una escalera interior) nosotros llegamos hasta arriba, que no hay demasiada gente y nos demoramos en las fotos.
Esta visita que te da una perspectiva de la inmensidad de la ciudad de Nueva York es un imprescindible en los viajes a la Gran Manzana. Todo el mundo la hace porque hay que hacerla sí o sí. A nosotros nos ha costado mucho menos de lo que pensábamos y eso que hemos venido a hora punta.
A la salida seguimos en la Quinta Avenida. Más al norte de donde estamos, podemos encontrar la joyería Tiffany's y sentirnos como Audrey Hepburn frente a su escaparate.
Y continuando algo más adelante nos encontramos con el cubo de la Apple, ommnipresente Apple.
Pero de momento no entramos al famoso cubo con ilimitado horario, ya que hay otra tienda a la que les hace mucha ilusión entrar a mis hijas y también a nosotros. Se trata de la juguetería Fao Swartz, también muy sacada en las películas.
Nuestra hija pequeña casi se vuelve loca en su interior, con sus grandes peluches. "Es la mejor tienda que he visitado nunca" decía. Está muy bien y, sobre todo, hay mucha libertad a la hora de tocar los juguetes. Los empleados no dicen nada si te fotografías con muñecos. Hay hasta un taller de Mupples para que te fabriques uno a tu gusto.
Por supuesto, está el famoso piano de la película "Big", ese que se toca con los pies.
No sé si es el mismo, me pareció más pequeño el de la tienda. Nuestra hija menor quiere probarlo, así es que le sacan una foto (deben sacarla a todo el mundo) y se está un buen rato probando las notas de "The Big Piano" que también está a la venta.
Nosotros salimos con un osito vestido de policía de Nueva York y algunas chucherías. Si se viaja con niños es una visita estupenda.
Ahora sí, toca bajar al cubo de la Apple.
Como en todas las tiendas apple, cientos de empleados y tabletas para probar. Posibilidad de conexión gratuita sin límite, pero no nos quedamos mucho rato.
Nos parece mejor opción disfrutar de de las luces de la noche neoyorkina.
Yendo más hacia el este (abandonamos ya la Quinta Avenida para ir a la altura de la Tercera) todavía nos toparemos con los famosos almacenes Bloomingdale.
Asimismo con una tienda llamada Dylan's Candy que hace las delicias de mis hijas, pues está dedicada íntegramente a las chucherías con una decoración muy divertida llena de colorines. Es muy cara, así es que ver y nada más.
Se nos ha hecho tarde con tanta tienda y la vuelta a casa la hacemos en metro. Tras la consabida visita al supermercado (ya nos conocen) para las provisiones de la cena y desayuno de mañana, regresamos a casa, agotados pero contentos de como ha ido el día. Un día en que se anunciaban lluvias y no las hemos tenido. Tampoco demasiado calor. A ver si el tiempo sigue portándose igual de bien con nosotros mañana, pues es nuestro último día en este viaje que nos va a dar tantas cosas que contar.
Hoy va a ser una jornada dedicada plenamente al Midtown aunque lo primero que haremos será dirigirnos hacia el norte de Grammercy, al Madison Square Garden para sacar alguna foto del que fuera el edificio más alto y famoso de la city en su momento.
Desde luego es de los más originales, el Flatiron buiding, el edificio plancha.
Tras tomarnos un cafecito (salimos desayunados pero no tenemos cafetera en nuestro apartamento, nuestra casera en una chica de tés) vamos en busca de la Librería pública neoyorkina, esa que sale tanto en las películas.
Antes nos metemos en otra biblioteca pública que nos sale al encuentro y que está como detenida treinta años atrás.
Aún así, curiosos que somos, entramos a echar un vistazo. Nos llama la atención las contradicciones que tiene Nueva York. Una mezcla despiadada entre modernidad y lugares cutres a más no poder, como esta biblioteca. Aunque también tiene su encanto.
En la Gran Biblioteca Central, nos estamos un buen rato, pues es un espacio gratuito que merece la pena. Las famosas escalinatas están llenas de gente, conversando, descansando, comiendo, según horario. Nadie se corta ni molesta.
Está lleno de lectores y de turistas. Múltiples salas y opciones. Aquí podría venir uno a pasar la mañana o la tarde, en su tiempo libre, si no se tuviera otra cosa que hacer.
Igualmente visitamos una exposición (no sabemos si temporal) dedicada a los cuentos infantiles.
Personajes universales como Alicia o Mary Poppins con su paraguas original (¡!) expuesto en una vitrina, como también están los originales Winnie the pooh y sus amigos y muchos otros iconos de la literatura infantil que todos conocemos.
A lo que salimos, nos encontramos inmersos en el bullicio de la Quinta Avenida, una de las arterias más visitadas de la ciudad.
Casi no vamos a salir de ella en todo el día, tantas cosas tenemos que visitar que se encuentran aquí. La calle mismamente ya es un espectáculo.
San Patricio, el mayor templo católico de la ciudad, también se encuentra aquí. Está en obras. Nos hemos encontrado muchas obras en Nueva York, están que no paran.
Entramos en su interior y nos sentamos un ratito. Es muy luminosa y más alegre de colorido a lo que estamos acostumbrados, aunque los andamios de su interior nos impiden una visión muy completa.
Como nuestra siguiente visita es el MOMA, decidimos tomar algo ligero para comer en cualquier cadena de comida rápida, antes de entrar al emblemático museo de Arte contemporáneo.
Así lo hacemos y, sin entretenernos más, vamos a ir a hacer una visita que me hace mucha ilusión, pues a mí me gusta el arte contemporáneo y soñaba con visitar este museo si alguna vez estaba en Nueva York.
Compramos una entrada combinada Moma-Top of the Rock por cuarenta y cuatro dólares, solo para los mayores ya que nuestras hijas entran gratis.
Una vez dentro, también nos haremos con un audio, gratuito y que viene muy bien, porque te va explicando (no son explicaciones muy largas) algunas de las obras que están expuestas. El Moma, el viernes es gratuito, pero hemos preferido ir el jueves para verlo con menos gente. Aún así está lleno.
Una vez dentro, nos centramos en las plantas quinta y cuarta. Sobre todo la primera es la que tiene las obras más interesantes.
Es un privilegio su contemplación en un espacio como este.
Si por mi fuera, también visitaría las otras plantas, más dedicadas a espacios artísticos globales o el jardín de esculturas, pero como no podemos pasarnos toda la tarde aquí, ya salimos entreteniéndonos un poquito en la tienda, que dicen que está muy bien, aunque no compramos nada.
Tampoco compramos nada en esa tienda que tan locos vuelve a los adolescentes españoles, la famosa Hollister, que está justo al lado, no sé si vale mucho la pena la visita, la verdad. Además de tener una decoración idéntica a las sucursales españolas y la misma ropa, no había ni un descuento en su interior. Así es que salimos con las manos vacías.
Siguiendo muchos consejos de los foros viajeros, entre el Empire y el Top of the rock (planta superior del Rochefeller center, el llamado "Observatory") nos decantamos por este último. Nosotros ya teníamos la entrada combinada del MOMA (con descuento de diez dólares) y a nuestra hijas hubo que sacarles las entradas en taquilla (precio reducido hasta doce años). Nada de colas. Puedes subir a la hora que mejor te parezca. Nosotros decidimos hacerlo de inmediato. Un ascensor ultra rápido y hasta ambientado nos lleva a la planta número 65. Aunque tienes un tiempo determinado para estar, nosotros estuvimos algo más del aconsejado, para hacer fotos del panorama.
Magnífico panorama desde el que puedes ver todo Central Park de un lado y la buscadísima foto del Empire desde el otro lado.
Como se puede subir una planta más (y hasta algo más por una escalera interior) nosotros llegamos hasta arriba, que no hay demasiada gente y nos demoramos en las fotos.
Esta visita que te da una perspectiva de la inmensidad de la ciudad de Nueva York es un imprescindible en los viajes a la Gran Manzana. Todo el mundo la hace porque hay que hacerla sí o sí. A nosotros nos ha costado mucho menos de lo que pensábamos y eso que hemos venido a hora punta.
A la salida seguimos en la Quinta Avenida. Más al norte de donde estamos, podemos encontrar la joyería Tiffany's y sentirnos como Audrey Hepburn frente a su escaparate.
Y continuando algo más adelante nos encontramos con el cubo de la Apple, ommnipresente Apple.
Pero de momento no entramos al famoso cubo con ilimitado horario, ya que hay otra tienda a la que les hace mucha ilusión entrar a mis hijas y también a nosotros. Se trata de la juguetería Fao Swartz, también muy sacada en las películas.
Nuestra hija pequeña casi se vuelve loca en su interior, con sus grandes peluches. "Es la mejor tienda que he visitado nunca" decía. Está muy bien y, sobre todo, hay mucha libertad a la hora de tocar los juguetes. Los empleados no dicen nada si te fotografías con muñecos. Hay hasta un taller de Mupples para que te fabriques uno a tu gusto.
Por supuesto, está el famoso piano de la película "Big", ese que se toca con los pies.
No sé si es el mismo, me pareció más pequeño el de la tienda. Nuestra hija menor quiere probarlo, así es que le sacan una foto (deben sacarla a todo el mundo) y se está un buen rato probando las notas de "The Big Piano" que también está a la venta.
Nosotros salimos con un osito vestido de policía de Nueva York y algunas chucherías. Si se viaja con niños es una visita estupenda.
Ahora sí, toca bajar al cubo de la Apple.
Como en todas las tiendas apple, cientos de empleados y tabletas para probar. Posibilidad de conexión gratuita sin límite, pero no nos quedamos mucho rato.
Nos parece mejor opción disfrutar de de las luces de la noche neoyorkina.
Yendo más hacia el este (abandonamos ya la Quinta Avenida para ir a la altura de la Tercera) todavía nos toparemos con los famosos almacenes Bloomingdale.
Asimismo con una tienda llamada Dylan's Candy que hace las delicias de mis hijas, pues está dedicada íntegramente a las chucherías con una decoración muy divertida llena de colorines. Es muy cara, así es que ver y nada más.
Se nos ha hecho tarde con tanta tienda y la vuelta a casa la hacemos en metro. Tras la consabida visita al supermercado (ya nos conocen) para las provisiones de la cena y desayuno de mañana, regresamos a casa, agotados pero contentos de como ha ido el día. Un día en que se anunciaban lluvias y no las hemos tenido. Tampoco demasiado calor. A ver si el tiempo sigue portándose igual de bien con nosotros mañana, pues es nuestro último día en este viaje que nos va a dar tantas cosas que contar.
No me puedo decidir por solo una actividad de todas las que hicisteis... la exposición de cuentos, las vistas de la ciudad, todo parece estupendo!
ResponderEliminarPues es que hay que hacerlas todas, que a Nueva York no se va así como así. Además, en realidad todo está en la misma zona. Hay que distribuir la ciudad y exprimirla a tope. Este día nos lo pasamos muy bien, disfrutamos mucho de cada una de las visitas que hicimos. Un abrazo.
EliminarQué maravilla de día, todo lo que hicísteis me gusta. El MoMa es uno de los mejores museos que conozco, si viviese en NY estaría allí cada dos por tres, no me dio tiempos mí a visitarlo en profundidad, pero volveré. La subida al Rockefeller espectacular, a nosotros nos hizo muy mal tiempo, pero aun así me encantó ver la ciudad desde ahí arriba y comprobar su inmensidad. La tienda de al lado del museo no la he oído nunca y la de chucherías tampoco, parece bonita, precios aparte. Ays qué gantas de volver, a ver cuando me toca. Un abrazo!!
ResponderEliminarYa queda poquito de viaje, creo que nos hemos quedado un poco enganchados con NY y con tanta foto ha sido difícil hacer algo parecido a un diario que recogiera nuestro paso por allí. Fueron días muy intensos que nunca olvidaremos. Lo que más me gustó del de esta entrada, sin duda, el MoMa, aunque como ves tampoco lo visitamos en profundidad, pero aún así, fue como hacer realidad un sueño. Un fuerte abrazo.
EliminarVaya pasada de día. Me ha encantado todo lo que hicisteis y las fotos son espectaculares!
ResponderEliminar(Lo del paraguas de Mary Poppins me ha hecho mucha gracia)
Un saludo
Era una exposición con mucho encanto. No sólo había vitrinas con objetos y libros, también muchos espacios llenos de sorpresas y juegos en los que los niños podían interactuar (también los mayores :)) Sí, fue un día muy bonito. Muchas gracias por dejar tu comentario, Carmen y un saludo igualmente para ti.
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