Por tierras de Soria - y IV - Almazán y Morón de Almazán

Almazán

En nuestro último día por tierras sorianas, y ya de vuelta a casa, vamos a conocer, de paso, una de las poblaciones más importantes de la llamada "Tierra de Almazán", la que le da su nombre: Almazán. Lugar marcado por su situación fronteriza. Frontera entre tierras árabes y cristianas, según nos cuenta la historia. Frontera entre Castilla y Aragón, que la disputaron.

Rodeada por trigales y pinares que nos recuerdan un intenso pasado resinero. Almazán es la segunda población más importante de Soria en cuanto a población. Vamos a conocerla un poco mejor.

Lo típico cuando llegas a un lugar, buscar la plaza mayor y una vez allí, la iglesia. En Almazán, la Iglesia románica de San Miguel, será nuestra primera grata sorpresa.

La segunda, será encontrarnos con actos de Semana Santa, claro que esto tampoco es que sea demasiado sorprendente, teniendo en cuenta la fecha en la que nos encontramos, domingo de pascua, más o menos a las once de la mañana. 

la plaza está absolutamente repleta de gente. La estatua de Diego Lainez, uno de los fundadores de la Compañía de Jesús, oriundo de la villa, en lugar privilegiado. 

Y, como viene al caso, hacemos una pequeña pausa en nuestro recorrido turístico, que llega la procesión:

Parece ser que hemos llegado a la llamada "Procesión del encuentro", con participación de pasos y cofrades también de alguna localidad vecina. Es una procesión recuperada recientemente, sencilla, austera y emotiva, como lo son las celebraciones castellanas.

Nos gusta mucho encontrarnos con celebraciones de cualquier tipo en los lugares a los que vamos. De pronto es como si las cosas cobraran vida o como si fuéramos invitados en una fiesta a la que hemos llegado por casualidad. 

Colores y sonidos han ocupado su lugar en una plaza que, sin duda, acogerá a lo largo del año, muchos de los acontecimientos más relevantes en Almazán. 

Tras el estallido, la plaza vuelve a quedarse solitaria y nosotros recuperamos nuestro propósito de visita a la Iglesia de San Miguel.

 Construida en el siglo XII, podemos observar en ella la unión de varios estilos:  cisterciense, lombardo-catalán y mudéjar.

Afortunadamente, nos recibe con las puertas abiertas, ocasión que no dejamos de aprovechar.

Su interior sobrio, nos va a gustar. 


Las iglesias románicas invitan al recogimiento y a la introspección. 

Dan ganas de quedarse un rato en silencio. 

El pequeño altar, nos recuerda a una de nuestras iglesias románicas preferidas, la de Torres del Río, en Navarra, de la que hemos hablado en este blog en varias ocasiones. 












Todo nos habla. Hay lugares en los que uno se siente bien sin saber por qué. 

Solo le falta tener una bella cúpula, que observar. 

La tiene y de categoría. 

Cúpula octogonal (nueva conexión con la iglesia de Torres del Río) en la que los arcos de medio punto, dibujan una estrella de ocho puntas de origen mudéjar.

 Se nos está haciendo tarde, hoy es día de regreso y no podemos quedarnos en los lugares tanto tiempo como desearíamos. 
Un último paseo por la villa anadmantina, que nos conduce a sus antiguas murallas.

De la primitiva muralla árabe, poco queda.  Sí se conserva la llamada "Puerta de la villa"




O también la llamada "Puerta de Herreros", ambas con sus característicos torreones cilíndricos. 

 Nos quedan muchas cosas que ver en Almazán.  Por algunas habremos pasado sin saberlo. 

Tiempo justo para tomar una frugal comida en uno de los bares de la plaza e, imposible olvidarlo, comprar un dulce recuerdo de Almazán, sus famosas "yemas", absolutamente celestiales, que siempre salen a colación cuando hablamos de "cosas ricas" que hemos probado alguna vez. 

Morón de Almazán

Pero no, todavía no hemos visto todo lo que tenemos que ver en esta jornada de despedida. 

Como siempre, iba yo cargada de folletos de Soria y sus rutas turísticas, que había ido recopilando por allí y por allá, y descubrí que de camino a casa, por la carretera que nos dejaría pasadas unas horas, en la Comunidad de Aragón, pasaríamos por un lugar que me llenó de curiosidad, así es que propuse una pequeña parada, lo justo para tomar unas cuantas fotos y seguir viaje.

Acabamos de llegar a nuestro último destino: Morón de Almazán.

Aparcamos el coche y nos adentramos en una auténtica población fantasma. No hay nadie. Será por la hora, será casualidad, será lo que sea, pero aquí estamos, nosotros y una monumental plaza que nos deja boquiabiertos.

Se trata de la Plaza Mayor, en la que se encuentran alguno de los edificios más importantes, como por ejemplo, el Palacio Renacentista de los Mendoza y el antiguo ayuntamiento, de estilo renacentista. 

Vemos de cerca este antiguo concejo, cuya construcción data de la época de los Reyes Católicos y al que le da  mucho encanto su curiosa torre del reloj. 

Estamos maravillados con esta sorprendente plaza, en la que nadie ha salido a recibirnos ni a hacer acto de presencia, y que seguimos observando, desde diferentes perspectivas.

En ella también encontramos el Rollo Medieval, símbolo del poder jurisdiccional, o lo que es lo mismo, que los miembros del Ayuntamiento podían dictar sentencias en nombre del Rey.

Hoy, el Rollo, se considera símbolo de la población.





Al Fondo, la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, situada en lo alto de la plaza, con su elegante torre plateresca. 

Realmente esta pequeña villa, nos ha sorprendido.  

Dicen que su plaza es una de las más hermosas de Castilla. 

Muy cuidada y armónica, nos hubiera gustado verla llena de vida, nos quedamos con el recuerdo y una última fotografía que deja constancia de nuestro paso por aquí.

¡Hasta pronto, Soria!