3 de Abril de 2012
Esta vez la preparación del desayuno corre enteramente de nuestra cuenta. Estamos encantados de la casa, pero este ha sido uno de los inconvenientes. El otro ha sido que es demasiado fría. En los días que llevamos aquí cada día está haciendo más frío que el anterior y esta mañana ya me he puesto directamente toda la ropa que llevaba.
Otra Semana Santa deberíamos buscar climas algo más cálidos, ir a Andalucía, por ejemplo.
Pero aquí estamos, en Francia, dirección Toulouse y la ventaja que tiene el haber hecho ya el viaje ayer, es que vamos más seguros.
Tomamos la autopista, ya sabemos que tenemos que dirigirnos al Pont Neuf para comenzar la visita; el único problema será el aparcamiento.
Encontramos pronto sitio pero, una vez colocados, nos damos cuenta de que es de pago y, por tanto tendremos que estar a lo largo de la jornada echando las moneditas de rigor, para poder estar más rato.
Callejeamos por la animadísima calle Taur, con muchos comercios que nos encanta curiosear. Toulouse es una ciudad rojiza y alegre. Nuestros ojos van de aquí para allá, pues son muchos los reclamos que nos vamos encontrando al paso.
Una galería de arte en aquel balcón:
La puerta entreabierta de un liceo:
Hoy, todo parece tener un aire especialmente festivo.
Hermosos edificios salen a nuestro paso.
... y las calles de Toulouse, parecen estar pobladas por extraños personajes...
Impresionante interior que admiramos con escasa información.
De este lugar (y tomo la información de un panel explicativo al efecto) hay que saber que se trata de un antiguo convento fundado aproximadamente en el siglo XIII por padres predicadores dominicos.
Varios periodos y órdenes con el objetivo común de la evangelización.
Por dentro está prácticamente vacía, con un pequeño altar al fondo y un espacio también que alberga la tumba de Santo Tomás de Aquino.
Hay que ver las esbeltas vidrieras en los muros
Igualmente hay que acercarse a una zona en la que, un espejo estratégicamente situado nos permite ver la cúpula asomándote a él. Esto nos gustó mucho, realmente es una buena idea.
Pagando tres euros (los mayores) entramos a ver el claustro que, como todos los claustros, es lugar de paz y recogimiento, que nos gusta visitar
y, finalmente no nos dejan subir al campanario, indicándonos que es peligroso.
Efectuada la visita, es hora de comentar que hoy nos hemos encontrado con una sorpresa divertida en Toulouse y es la celebración de lo que llaman el “Mardi Grand”, algo que tiene que ver con el Carnaval y con la gente joven. Toulouse está plagada de estudiantes.
Hoy todos están disfrazados de todas las maneras imaginables, van de un lado a otro de la ciudad y no sabemos si llevan un rumbo fijo o es que llevan el mismo que nosotros, pero nos los vamos encontrando y nos permiten fotografiarles sin problema.
Algunos momentos de su gran desfile:
La segunda visita oficial es la Basílica de San Serenín (San Saturnino), inspirada en San Martín de Tours, una de las iglesias románicas más grandes de Europa, la más grande de Francia y ubicada dentro del Camino de Santiago, así es que fue lugar de peregrinación.
En ella lo primero que llama la atención es su magnífica torre, que nos encontramos mientras nos acercamos a la Basílica.
Una de sus partes más interesantes es la llamada Porte Miegeville, su tímpano es el más antiguo del Languedoc francés (Toulouse era la antigua capital del Languedoc).
Construido alrededor del año 1110, fue uno de los primeros grupos escultóricos europeos realizados en piedra, tras la desaparición del imperio romano.
Vemos, de cerca, alguno de sus curiosos detalles:
El interior es muy sobrio.
Cumplo la tradición en San Serenín de llevarme un cartel muy bonito, que tenían en un tablón de anuncios, anunciando un concierto de pascua. Aclaro que en el cartel estaba fotografiada la torre en una bonita composición.
Nuestra visita a Toulouse está claro que no ha sido monumental, pues entre tiendas, los desfiles de los estudiantes y que ya va siendo la hora de comer, no hacemos muchas más visitas, a nos ser que nos vayamos encontrando monumentos por el camino, como así es.
Fachadas curiosas de iglesias,
hermosos edificios y múltiples detalles...
hacen de Toulouse una ciudad muy hermosa y agradable de visitar, pero yo la recordaré especialmente como una ciudad dinámica y viva, en la que a uno le gusta estar.
Comemos en una crepería, con escaso éxito para mis hijas y eso que estaban muy buenas y la de postre era con chocolate, que les priva, pero no, no les fue esto de las crêpes, (algunas más bien eran "galletes" con trigo integral, para mí buenísimas).
Después de comer todavía callejeamos un rato, antes de que se nos consuma por completo el tiempo que tenemos pagado para el aparcamiento del coche, en zona de pago.
También hay que decir que nos fuimos pronto, porque teníamos otra visita planificada, la de Rieux-Volvestre. Un pueblo muy recomendado que no queremos dejar de visitar.
Efectivamente vale la pena. Pareces estar inmerso en un cuento de hadas. Un casco histórico sorprendente.
Si es o no un lugar turístico, no nos quedó muy claro. Por la poca gente que visita hoy su casco histórico, no lo parece. Claro que a lo mejor es a causa de las temperaturas, porque gente, lo que se dice gente, ni de dentro ni de fuera. El pueblo está casi vacío.
Nosotros hemos cogido unos folletos de la oficina de turismo (cerrada, pero los folletos estaban fuera, para cogerlos) que indican un itinerario que recorre el puente por el que hemos entrado, las edificaciones más características, como la casa del obispo, ciertamente curiosa...
y las estrechas callejuelas que nos llevan hasta la plaza donde hay un espacio cubierto, que debió de servir de mercado. Muy curioso y desigualmente conservado.
Nos hemos detenido también a visitar una pequeña biblioteca con una exposición en la planta baja (somos los únicos visitantes, por supuesto y la bibliotecaria, casi el único ser vivo, aparte de nosotros, que hemos visto en Rieux)
Al igual que en Toulouse, vemos que hay información sobre la lengua occitana y mapas que indican el territorio que ocupa esta región con peculiaridades propias.
Parece que hay un punto reivindicativo en todo esto, pero nos faltan datos para profundizar, así es que no puedo decir mucho, salvo que la lengua occitana (recuerda al catalán) parece convivir con la francesa en letreros de las calles, etc.
Asimismo nos informamos de que aquí tiene o tuvo su nacimiento el color "pastel" obtenido con un pigmento de una planta criada en la zona. Efectivamente es un color predominante en las edificaciones. Curioso, el saberlo ¿no?
Cuando decidimos que ya nos hemos paseado debidamente por Rieux, volvemos a nuestros coches y tras un cierto lío, porque el camino que nos indica el GPS para salir nos lleva a un puente en obras, etc, etc, llegamos no se sabe cómo a otro pueblo de nombre similar al anterior en su segunda parte “Montesquieu-Volvestre”.
yo no, porque Rieux me pareció, en conjunto, más pintoresco.
Llovía bastante, así es que aparte de comprar provisiones para la cena, nos metimos en un bar-café que nos llamó la atención, y además nos dio la oportunidad de encontrarnos con más seres vivos en la zona (no es broma, por aquí nadie, calles vacías… soledad total en estos pueblos).
Bueno, pues en este bar, sacado de una vieja película costumbrista de la década de los cincuenta o sesenta, un grupito de lugareños, aparte de fumar tranquilamente en el local, están tomando una especie de ¿absenta? mezclada con algo, que les pone bastante contentos, según observamos.
Nuestras niñas nos esperan en el coche jugando y nosotros nos tomamos unas cañitas a la salud de la France, recordando viejas películas, a lo que nos sentimos inspirados por la decoración de carteles de películas antiguas en blanco y negro, que tiene el local. Un lugar curioso.
Casi, casi, se acaba aquí nuestro viaje.
Queda regresar a casa, cenar y hacer planes para el día de regreso que va a suponer itinerarios diferentes para nuestros amigos y para nosotros.
¡Hola chicos! Yo también he estado de viaje por el sur de Francia, me he acordado de vosotros; y pasamos por Toulouse, pero no tuvimos el ambientazo del "mardi grand", jo, qué suerte y sin haberlo planeado....
ResponderEliminarMuchos besos, ¿cuál será el próximo...?
Gracias por pasarte por aquí Sol. Esperemos que Toulouse te gustara tanto como a nosotros y, en cuanto al próximo... un poco de paciencia, que no tardarás mucho en enterarte :), ya lo verás.
EliminarBesitos viajeros y hasta pronto.
Hola chicos,
ResponderEliminarfelicidades por las fotos, son preciosas.
A nosotros Toulusse nos encantó. Los pueblecitos que visitasteis después tienen una pinta muy buena.
Un abrazo,
¡Hola Cool! Toulouse nos pareció sobre todo una ciudad viva y con mucho ambiente. Teniendo en cuenta que en el resto de lugares que visitamos no había ni un alma, daba gusto pasearse por allí. Además el desfile de "Mardi Grand" estuvo muy oportuno; en conjunto, altamente recomendable, sí.
EliminarLos otros pueblitos, sacados de un cuento.
Un besazo y agradecemos mucho tu paso por aquí.