Tercer día: Siracusa
Fuimos a Siracusa por el interior. Resultó un viaje fue bastante largo desde Agrigento a Siracusa y descartamos la posibilidad de hacer parada en NOTO o RAGUSA. Lástima, pero tampoco nos atrevemos a hacer demasiadas paradas intermedias que agotarían a las niñas. Nos alojamos en el B and B "Gelone", perfecto para ir andando hasta la zona de Ortigia y la zona arquelógica.
¿Qué decir de Siracusa? Hasta el nombre lo tiene bonito. Me encantó. Después de comer y de descansar un rato nos vamos a pasear tranquilamente por las calles de Siracusa. Nada especial la parte nueva, pero una vez dentro de la península de Ortigia todo cambia. A mí me pareció una experiencia única. Sobre todo por la vida que discurre por ella, entremezclada con el turismo, sí, pero no vendida al turismo. Son calles con alma, no imágenes para una postal.
Sobre la terraza que domina el puerto la fuente Aretusa, la ninfa a la que la diosa Artemisa convirtió en fuente para que escapase del acoso amoroso de Alfeo, el hijo de Océano.
y a partir de ahí, las callejuelas... con niños, con grupos de jóvenes, abuelos sentados a las puertas, ropas tendidas en los balcones y no una sucesión de tiendas de baratijas.
Una sensación de mayor autenticidad que la que se encuentra en otros lugares de Sicilia, como veremos.
Nos dirigimos sin prisa hacia la plaza del Duomo. Una tenue lluvia acompaña nuestra visita. La luz del atardecer ilumina la estampa.
La Piazza del Duomo La Piazza del Duomo contiene los edificios más representativos, como el Ayuntamiento, la Iglesia de Santa Lucía alla Badia o el Palacio arzobispal.
En el interior de la catedral se celebraba una boda (nos encontramos una detrás de otra). Eso no nos impidió entrar con discreción y ver las columnas del templo de Atenea en que se sustenta la catedral, ya que está construida sobre los restos del antiguo templo dórico dedicado a la diosa, construido en el siglo V A.C. por el tirano Gelone.
Del antiguo templo que contaba con catorce columnas laterales y seis frontales, son visibles algunas columnas, mientras que otros restos se conservan en el museo arqueológico.
La catedral desde otra perspectiva:
A mí me parece una mezcla fascinante.
Esta plaza debe de estar animadísima en un día normal, pero hoy con esta lluvia las terrazas lucen un poco tristes...
Cuando el tiempo lo permite continúa nuestro paseo por esta Ortigia que conserva su dibujo de patios, callejuelas y plazoletas escondidas.
Decidimos seguir unas flechas que nos indican el Museo dei Pupi, de las marionetas sicilianas.
La opera dei pupi apareció en Sicilia a finales del siglo XIX.
Los pupi son figuras que se manipulan mediante varillas de hierro. El repertorio estaba especializado en el ciclo carolingio. Hay una gran tradición en la isla. Vamos con niñas y, claro, entramos.
Encantadora visita a un museo pequeñito, que vimos solos, (literalmente solos). Hay muestra del taller, figuras de Pinocho y familia en versión años setenta y, sobre todo el clan de Carlomagno, al que ya vamos conociendo (Rinaldo, Angélica .. los gigantes).
En una tiendecilla compramos una marioneta de Angélica (12 euros), después las vi más y más baratas (lo que pasa). Estuvimos toda la tarde disfrutando de Ortigia, callejeando, disfrutando de su ambiente, curioseando por las tiendas..
En muchas de ellas encontramos uno de los símbolos de Sicilia: la Trinacria , así es como llamaron los primeros griegos a la isla, debido a sus tres extremos. La figurilla que toma su nombre es inconfundible, se trata de una cabeza de Gorgone, cuyo pelo son serpientes entrelazadas con espigas de trigo, desde dónde irradian tres piernas que representan los tres extremos de la isla.
Desde el año 2000 forma parte de la bandera siciliana.
Os dejo una foto dónde se ve un poquito, y otra de las alegres máscaras, que también se multiplican allá adónde vas:
Nos detenemos, ya de vuelta, a leer las inscripciones del templo de Apolo que se encuentra junto al puente que lleva a la isla de Ortigia, data del siglo IV A.C. y en la inscripción, contemporánea a la construcción, consta (cosa rara) el nombre del arquitecto constructor, un tal Cleómedes.
Nos despedimos con esta bella panorámica de Ortigia, sede original de la ciudad de Siracusa, dónde ha transcurrido nuestra tarde de hoy.
El resto de la ciudad (lo que vimos, de camino al hotel) es ya una ciudad normal, incluso algo tristona, o tal vez sea por esta lluvia que se empeña en acompañarnos todo el tiempo ... mañana visitaremos la zona arqueológica, otro de los grandes tesoros de Siracusa.
Seguimos viaje...
http://elyellaviajeros.blogspot.com.es/2010/08/viaje-sicilia-siracusazona-arqueologica.html
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