BIENVENIDO

Después de un largo camino, siempre es agradable conversar... aunque hay veces que el silencio es más sugerente.

viernes, 21 de octubre de 2011

El Camino de Santiago en Aragón. Puente la Reina de Jaca - Artieda

Puente la Reina de Jaca - Artieda

Hemos llegado a la última etapa, la que finalizará el Camino en Aragón y nos dejará en tierras navarras para continuarlo. Para la recta final aragonesa contamos con un fin de semana. Es curioso que en más de una guía, resaltan el desamparo y soledad de este tramo, por encima de algunos atractivos evidentes que ese supuesto desamparo torna negativos. No será este tramo aragonés el último en el que se 'padece' ese desamparo hasta llegar a Santiago, pero si algo nos ha enseñado peregrinar ha sido a disfrutar de cada uno de nuestros pasos. 


El Camino nos llevará a conocer un Aragón despoblado e inhóspito. Será una ruta solitaria, una vez más, pero impregnada de autenticidad. Nos gustará recorrerla. El punto de partida es Puente la Reina de Jaca. De aquí nos fuimos y aquí, a pie del río Aragón, comenzaremos a andar.


Una mañana envuelta en la bruma. El amanecer está demasiado reciente. Hemos desayunado junto a unos cazadores en un pequeño bar de Puente la Reina. Un milagro que estuviera abierto a estas horas. Nuestra indumentaria y, sobre todo, la vara de peregrinos nos delata. Nos despedimos con una sonrisa y cada uno, va a cumplir su objetivo, el que nos ha puesto en pie a tan tempranas horas.


Desde Puente la Reina de Jaca, las opciones son dos, derecha e izquierda. Nosotros optamos por la segunda, porque la primera, desde Yesa, a pesar de que nos llevaría hasta el Castillo de Javier (eso hace que muchos la elijan), transcurre en muchos de sus tramos por la carretera. Eso hace que, sin dudarlo, hayamos optado por la ruta que discurrirá a la izquierda del río Aragón. De momento seguimos por la carretera de Huesca, abandonándola pronto por una vía pecuaria. Seguidamente, ascendemos por un estrecho sendero para desviarnos hasta el pequeño pueblo de Arrés.


Dicen que en Arrés hay una iglesia y un castillo unidos por un lienzo de muralla. También una torre rectangular. También dicen que son cuatro los habitantes censados.

Nosotros nos acercamos a curiosear un poco. De paso, saludamos a unos cuantos amigos del Camino en el Albergue de Arrés. Todavía no estaba acabado y los voluntarios, de Zaragoza y Jaca, están  trabajando para ponerlo en marcha cuando  antes. Nos reciben con simpatía. Es bueno saber que la ruta aragonesa cuenta, cada vez, con mejor infraestructura para el peregrino. A veces constituía un problema no tener ningún albergue en determinados tramos. Ni albergue ni hostal, ni lugar alguno en el que quedarte. Parece que las cosas han cambiado. 


 Si para llegar hasta Arrés hemos tenido que subir, el sendero ahora nos lleva en fuerte descenso. El panorama irá cambiando poco a poco. El sol ha ido haciendo su aparición y el paisaje (Arrés ha quedado allá, a lo alto) ofrece una bonita estampa.



Parece que llegamos a un lugar conocido como "La Pardina de Solano" o sus inmediaciones. En cualquier caso atravesamos terrenos de explotación agro-ganadera. Es una sorpresa encontrarnos con unos nuevos amigos a los que nos detenemos a saludar.


Un campo verde y ocre, llano, muy llano, se extiende ante nosotros. Nada que ver con las etapas pasadas. Atrás dejamos bosques y nieves. La única nieve que podemos ver, porque el día está despejado, es la de los picos de la cordillera pirenaica, que quedan al fondo, entre neblinas, pero al alcance de nuestros ojos.


Recordaremos este camino más adelante, en las etapas castellanas. Lo llamaremos paisaje "zen", por su esencialidad, aunque también podemos divisar el territorio arbolado de la Sierra de Orba.


Y más adelante, lo que nosotros daremos en llamar "el pequeño Llhasa" (andamos a vueltas con los términos orientales), que no es otra cosa que el pueblo de Berdún, que queda elevado sobre un cerro.


La verdad es que esta es una imagen que nos encanta:


Pasado el pequeño núcleo de Martes, en el que no nos detenemos, dejaremos la provincia de Huesca y la comarca de la Jacetania para adentrarnos en territorio zaragozano. De nuevo asistimos a una sorprendente transformación del terreno. La erosión y el paso del tiempo han configurado un paisaje peculiar.


Cruzaremos el llamado "Barranco de Calcones", y pisaremos algo de agua. Dicen que en el siglo XI, aquí estaba el límite de los reinos de Aragón y Navarra.



Tal vez tengan razón quiénes dicen que este es un camino duro y sin atractivos. Pero a nosotros nos parece que ofrece el contraste necesario con las anteriores rutas para comprender mejor la experiencia, nuestra experiencia como peregrinos, que va más allá de la mera contemplación. 
Cuando pasamos por aquí ya nos gustó y con el paso del tiempo es una de las etapas más valiosa y entrañable. El camino de nuevo asciende a la meseta. 


 ¿Alguien puede decir que no es esta una bella imagen?



Algún cartel indicador, de los que siempre se agradecen, nos indica que vamos por el camino adecuado. Se agradecen, porque tanta es la soledad que sentimos, que cualquier pequeña señal nos hace sentirnos algo más acompañados.
 En breve haremos un pequeño descanso, sí, en ese pueblo que vemos al fondo, el que señala la flecha: Mianos.




Mianos se halla sobre un altozano, con el río Aragón al norte y está enclavada en la comarca zaragozana de La Canal de Berdún. 
Nos cuesta llegar hasta arriba y es que llevamos caminando muchas horas haciendo brevísimas paradas. Estamos deseando parar un rato. 
Llegamos hasta la parte más alta de la localidad. Mianos, tuvo en tiempos tradición jacobea, aunque hoy quede fuera de la ruta. 


A nosotros nos pareció un bonito lugar.



Y como hemos llegado hasta muy arriba, las vistas resultan impresionantes desde aquí...


Conforme avanzamos, a veces tropezamos con estructuras naturales que damos en llamar Patas de Elefante. Son colinas devoradas por la erosión que nos hacen pensar en la superficie de la Luna.






En realidad hoy no vamos a hacer demasiados kilómetros, desde Puente la Reina de Jaca, serán unos veinte y de Mianos a Artieda, que será nuestro destino final por hoy, menos de cuatro.





Artieda se levanta sobre una pequeña colina y hacia allí, cayendo ya la tarde, nos dirigimos para pasar la noche.

Finalizamos la jornada a un paso del pantano de Yesa. Mañana seguiremos recorriendo un camino intenso y reconfortante, lejano de esos injustos epítetos que lo describen como una etapa poco atractiva.  Realmente hay pocas etapas como ésta, que nos acerquen tanto al lejano pasado en que otros antes que nosotros enfilaron sus pasos hacia Santiago de Compostela...  

martes, 18 de octubre de 2011

El Camino de Santiago en Aragón. Jaca - Puente la Reina de Jaca


De Jaca a Puente la Reina de Jaca

 Nuestro camino continúa y esta vez van a ser dos días de camino (un fin de semana completo) y una variación absoluta en relación con las etapas que marcan las guías. Es la ventaja de vivir en la zona y de disponer de más tiempo por ello. En otros momentos no podremos hacerlo, pero por ahora... 

 La Peña Oroel que envuelve, majestuosamente, a Jaca, nos da los buenos días y tal vez nos desee el "Buen camino" que todos los peregrinos usan como saludo.


Nosotros vamos saliendo tranquilamente de Jaca por la Avenida de la Constitución, en una mañana soleada, demasiado cerca de la carretera y comentando los estragos que las urbanizaciones en pro del turismo masivo, vienen haciendo desde hace ya algunas décadas, en la bonita ciudad pirenaica. 

Estamos deseando dejar la vida civilizada y entrar en un sendero que aleje nuestros pensamientos de las preocupaciones cotidianas. Siempre que podemos elegimos alejarnos de la carretera siguiendo caminos agrícolas que discurren lejos del tráfico.


Las guías dicen que el camino sigue hasta la carretera de Atarés bajando hasta la confluencia a Santa Cruz de la Serós, pero nosotros decidimos llegar a Atarés siguiendo un GR que hay nada más cruzar sobre el río Gas. Por qué no, seguir una ruta alternativa y ver hacia dónde nos lleva...
Así lo hacemos, siguiendo el desvío hacia el Monasterio de San Juan de la Peña.
Puede ser interesante y, sobre todo, más bonito. 

Así es. En unos minutos el paisaje cambia por completo. 
Volvemos a encontrarnos con la nieve.


Sol y nieve, mucha nieve, que en algunos tramos va a ser 
realmente densa.
 El paisaje tiene en nosotros el efecto mágico que estábamos buscando. Nos hemos alejado del mundo. Los problemas, al menos por hoy, quedaron atrás. Sólo nos queda disfrutar del momento.

En otras ocasiones el panorama vuelve a pintarse de verde, dependerá de la altura a la que caminemos. 
A lo lejos la mirada atenta de la Peña Oroel que no nos abandona, aunque en esta ocasión no muestre su perfil más característico.



Nuevamente, conforme la ruta va llevándonos hacia el 
monasterio románico de San Juan de la Peña, y vamos en ascenso, la nieve vuelve a hacer su aparición, esta vez para no dejarnos durante un buen rato. 

 Poco a poco, este será el panorama habitual de la jornada.


Hemos hecho una breve parada para comer algo, pero llevamos horas caminando y el cansancio comienza a hacer mella en nosotros. 

La horas solares en invierno, pronto llegan a su fin y antes de que se haga de noche, nos convendría haber llegado a alguna parte sino queremos vernos en dificultades.
Vamos un poco apurados, sobre todo yo.
 El Monasterio de San Juan de la Peña parece una meta complicada que nunca llega...  

De momento, bien entrada la tarde, la estampa del menos conocido Monasterio nuevo de San Juan de la Peña, nos resulta más que reconfortante.

Estamos llegando, aunque todavía nos queda retomar ánimos para la etapa final de hoy.

Etapa que nos conducirá, de momento, hasta el Monasterio viejo de San Juan de la Peña, que encontramos cerrado, pero que hemos visitado en muchas otras ocasiones y no dejamos de admirar. Nos quedamos el tiempo justito para la foto, porque los minutos se nos echan encima.


Y lo siguiente será el descenso hasta Santa Cruz de la Serós, en el que estuvo el Monasterio de monjas de Santa María, monjas benedictinas dependientes de San Juan de la Peña. El camino para llegar hasta allí va de monasterio a monasterio en una pura bajada, que a estas horas y con el manto de nieve que lo cubre, nos resulta un poco peligroso.



Algunos lo hacen mejor que otros, así se da el caso de que mientras yo iba de caída en caída, resbalando por la nieve y sujetándome a las ramas y a lo que podía, para no despeñarme, había quién se dedicaba a tomar fotografías, sin mayor problema...


Hemos llegado a nuestro destino, algo derrotados. 

En el pintoresco pueblo de Santa Cruz de la Serós pasaremos la noche. 
Cansancio y tensión nos hacen merecedores de un reparador descanso que nos deja en las mejores condiciones para afrontar, con fuerza, la breve etapa del día siguiente. 

Por la mañana, la estampa que observamos tiene un cierto aire navideño, a pesar de que estamos en el mes de febrero.



Vamos a seguir nuestro camino alternativo para desembocar en la ruta habitual de los peregrinos del Camino aragonés, es decir, nos dirigiremos primero desde Santa Cruz de la Serós, donde nos encontramos, hacia Binacua, y una vez allí iremos hasta Santa Cilia y Puente la Reina de Jaca, finalizando la jornada. 

En realidad desde Jaca a Santa Cilia sólo son quince kilómetros, pero nuestro gran rodeo por el Monasterio de San Juan de la Peña, ha hecho que perdamos la cuenta de los kilómetros que llevamos hechos en esta etapa tan peculiar. 

¿Nos ponemos en marcha? Hemos hecho un buen desayuno en Santa Cruz y estamos pletóricos de energía. 

Nos gusta el blanco panorama que se extiende ante nosotros.


Alguien ha pasado antes que nosotros. Se ven marcadas perfectamente las huellas de un animal. Tal vez un pequeño zorro madrugador ha sido el que se ha abierto paso por entre la blanca espesura de este manto nevado. 

Nosotros seguimos sus pasos con la esperanza, tal vez, de encontrarlo... Pero no, minutos más tarde, lo que nos encontraremos será una bella iglesia románica, la de los Santos Ángeles, en la pequeña población de Binacua. La austeridad y sencillez del románico se resalta con el paisaje nevado. 

Nuestro camino, completamente solitario, nos ha llevado a lugares como este. Serán imágenes que no olvidaremos.


El resto del Camino ya no será tan inolvidable. Vermut con puesta de credencial en Santa Cilia  y siete kilómetros más tarde, hemos llegado a Puente la Reina (de Jaca), a pie del Río Aragón. 


Aquí nos despedimos, por el momento. En este mismo punto tenemos una cita pendiente. 

El Camino no ha hecho más que empezar.

martes, 11 de octubre de 2011

El Camino de Santiago en Aragón. Somport - Villanúa

De Somport a Villanúa 


Este es un viaje sacado del archivo y de la memoria. Pero siendo uno de los viajes más entrañables que hemos realizado (hablamos del Camino de Santiago) no nos resistimos a ofrecer un pequeño recuerdo del mismo, en este blog viajero que, al fin y al cabo, sigue siendo casi personal. 


 Hablaremos, al menos, de alguna de sus etapas y para comenzar, hemos elegido nuestro propio comienzo que fue, un seis de enero, en tierras del Somport.



La primera etapa del Camino de Santiago aragonés discurre desde Somport a Jaca. En nuestro camino pasaremos al lado de la estación de esquí de Candanchú, que hoy estará a tope de gente, ya que es fiesta y la nieve cae abundantemente. Esto nos da una idea de lo locos que estamos de haber comenzado esta aventura en un día como hoy. Nieve y más nieve que nos impide entrar en el camino. La nieve lo cubre totalmente y con una espesura que hace completamente imposible caminar por él. Algo decepcionados, la primera parte de la ruta la haremos por carretera hasta llegar a Canfranc.

De Somport a Candanchú, seguimos el curso del río Aragón que nos ofrece esta bella estampa.


 Las imágenes que captaremos hoy con nuestra cámara, serán la recompensa a la dificultad que nos vamos a encontrar, al menos en este primer tramo, para realizar el recorrido que habíamos planeado.
Pasaremos por las ruinas del antiguo Hospital de Santa Cristina de Somport, llegando hasta la estación de esquí de Candanchú. Continuamente hacemos intentos para entrar en el camino y dejar la carretera pero, será en vano. Así es que nos conformamos con seguir tomando alguna fotografía del maravilloso entorno.


El espesor de la nieve continúa siendo muy intenso, pero al ir descendiendo y, conforme nos vamos acercando a Canfranc Estación, el verdor va abriéndose paso y vamos pensando que, después de todo, tal vez no sea una jornada tan dura. 

Cruzando el río Aragón, un kilómetro más tarde nos encontraremos con Canfranc Estación. Lo primero que hacemos al llegar es tomar un reconfortante café ya que estamos literamente helados de frío. Lo siguiente será acercarnos hasta la estación que da nombre y renombre al pueblo, porque Canfranc hay dos, Canfranc pueblo y Canfranc estación y este va el primero. 


Algo triste y olvidada, la estación de Canfranc ofrece un magnetismo especial a quien se acerca hasta ella.



Tras el lejano corte de la línea internacional en el lado francés, en el lado español se inició un prolongado declive que ha hecho de la estación un hermoso edificio en peligro de ruina inminente. Son ya tan pocos los pasajeros que llegan allá que no sería de extrañar que algún día esa amplia esplanada se viera destinada a otros menesteres menos románticos. Y es una pena, con el porte magnífico del edificio, que nos envía a épocas pasadas, como del Oriente Express.



Seguimos de Canfranc a Canfranc.  Ahora es Canfranc pueblo el que nos recibe, ya sin nieve. Esto significa que hemos podido hacer el camino por el camino y no por carretera. Nada que ver. Además hemos ido "de bajada", lo que significa que tampoco ha sido muy cansado llegar hasta aquí. 
Construcciones medio en ruinas nos hablan de tiempos pasados...


Una imagen romántica, la del sendero que nos lleva junto a la antigua iglesia de Canfranc, hasta el actual pueblo.







Hemos llegado felices y contentos hasta aquí. El propio paisaje nos da su energía.


La nieve ha quedado ya lejana, en los altos picos de los Pirineos, que nos miran desde arriba. 
Finalmente sí, ha valido la pena comenzar el camino en un día como hoy, aunque sea una jornada única, ya que el hecho de estar temporalmente trabajando en la ciudad de Jaca, nos permitirá en este primer tramo de camino, hacerlo en días sueltos, como el de hoy.

No nos detenemos en Canfranc pueblo, seguiremos hasta el siguiente punto de destino: Villanúa. 
Eso sí, no sin antes fotografiar el bello puente medieval que se encuentra a la salida, justo al lado del cementerio y cruzando, una vez más, el río Aragón. 


Finalmente llegamos a Villanúa que es donde pondremos hoy el punto final a nuestra jornada. No hemos hecho muchos kilómetros, pero han sido intensos. 


Un sol tenue nos recibe, iluminando las casas de este pueblo pirenaico convertido hoy, en importante centro turístico.


De comienzo al fin, las cosas, verdaderamente, han cambiado. Del frío y la nieve inicial, al fresco verdor y el agua cantarina del riachuelo, en Villanúa, que despide nuestra jornada de hoy.



Desde Villanúa un autobús nos llevará de regreso a Jaca. Dentro de una semana, aquí volveremos para iniciar el segundo tramo de nuestro Camino por Aragón.

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