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Después de un largo camino, siempre es agradable conversar... aunque hay veces que el silencio es más sugerente.

miércoles, 4 de marzo de 2015

Una semana en Nueva York: Union Square Market - Chelsea Market - The High Line - Midtown

23 de Julio de 2014

Los lunes, miércoles y sábados, en Nueva York, puede encontrarse lo que se conoce como "The green market", un mercado de verduras, el principal de la ciudad, que tiene lugar en Union Square, muy cerca del sector de Grammercy, donde se encuentra nuestro alojamiento. Hasta allí nos acercamos, esta vez sin necesidad de utilizar el metro. Está en pleno funcionamiento. 



Todo tiene un aspecto estupendo y nos dejamos llevar por nuestros sentidos, muy necesitados de alimentos sanos. 





Hay lo que se dice de todo (hasta huevos de avestruz) todo muy, muy rico, o eso parece. 


Es el momento y la oportunidad, así es que compramos fruta y también algo de panadería recién hecho. 

Altamente recomendable, es muy chulo de ver.

A la salida vimos también una adivinadora por sí tras la compra, alguien quería  conocer su futuro. 

Buen comienzo.


De ahí nos vamos hacia el sur, siguiendo la avenida Broadway, hasta llegar a la Strand Library.


La mayor librería de Nueva York, miles y miles de libros en un espacio muy bien distribuido. 



Tiene varias plantas y muchas posibilidades. Para los amantes de los libros todo un paraíso. Como nosotros lo somos, nos perdemos por los diferentes departamentos sin olvidar el infantil y la zona de recuerdos. Salimos encantados.



Algo más al sur, The Grace Church, una iglesia que no tiene nada demasiado destacable, salvo que fue construida con mármol extraído por presos de la cárcel de Sing Sing. 



No obstante, entramos en su interior que para eso está abierta.

Me voy moviendo con mi guía de la Lonely Planet (la pequeña, de la colección "de cerca") y, dado que tiene la ventaja de tener distribuida la ciudad por colores y con pequeños mapas de cada barrio, hoy vamos a ir de uno a otro, aunque, intentando mantener una proximidad.

Hay una parte que no entra en el itinerario de casi nadie, creo, y es el "East Village", yo no quiero saltármelo sin más, aunque parece que no tiene mucho interés sobre el papel. Así es que nos dirigimos hacia Sr. Markus Place, que parece un lugar interesante, o lo fue. 
Nos gustan los lugares de culturas alternativas. El East Village fue uno de ellos, encarnando el espíritu anárquico de otras épocas. 

 Hoy quedan algunos establecimientos que pasan casi desapercibidos, uno de ellos es "Trash&Vaudeville" en el que dicen que aún hoy, van a vestirse algunos seguidores, si es que todavía queda alguno, del movimiento punk. 



Por lo demás, mucho lugar de tatuaje, algún antro con paredes negras y, como curiosidad, que nos encontramos algo parecido a un rodaje, quién sabe para qué, mientras paseamos por esta calle que no tiene demasiado de especial.





Volvemos hacia el oeste, para tomarnos unos minutos de descanso en el Washington Park, uno de los maravillosos parques de la ciudad, con su característico arco de entrada.


 Los parques son un auténtico bálsamo en una ciudad que, si no tuviera unos cuantos esparcidos por aquí y por allá, resultaría bastante dura. Parece que Nueva York se esfuerza en ser humana. 

Unas cuantas ardillas y gente de todo tipo. Ejecutivos, estudiantes, turistas y abuelitas. Todos tienen su sitio aquí. 

 Aparte de descansar, nos damos una vuelta por su interior, fijándonos en unas pintadas que hay en el suelo, o acercándonos hasta su arco de entrada, bien podríamos decir, de bienvenida.


También vamos, ya en el exterior, a una zona llamada Washington Mews, característica por el adoquinado de sus calles, como de otra época. Contrastes de la ciudad.

Bien descansados, nos vamos caminando hacia la zona en la que nos quedamos ayer, aunque esta vez, más al norte de Greenwich Village, concretamente hacia lo que se conoce como Meatpacking District. Una zona muy rehabilitada en los últimos años. 

La primera parada es el en mercado de Chelsea, un mercado cubierto que resulta que fue la antigua fábrica de las galletas Nabisco (creadores de las Oreo) y que que está lleno de establecimientos en los que se puede comer.

Un lugar muy simpático, y más lo sería si no estuviera tan a tope.



Su aspecto industrial le da un toque moderno y "vintage" de lo más interesante. 



Como es lo habitual aquí, neoyorkinos o no, compramos la comida y nos podemos colocar por cualquier sitio. `


Todo son facilidades para ello, pues los pasillos del mercado están repletos también de mesas y asientos por aquí y por allá para que puedas sentarte en cualquiera de ellos sin problema. 

Nosotros terminamos comprándonos unas ensaladas de pasta en un puesto de comida mediterránea, que están buenísimas y bien regaditas de aceite de oliva que tanto echamos de menos por aquí. Después de comer y hasta de echar un café (todo a buen precio) curioseamos por la tienda anexa. Está llena de productos italianos, en su mayoría, para chuparse los dedos. Pastas, salsas, aceites, olivas, quesos, especias, dulces varios, hasta turrones, todo muy mediterráneo y caro, carísimo. Aquí es un lujo la alimentación sana. 

Hacemos algunas fotos al lugar y salimos hacia fuera para dirigirnos a la entrada de lo que se conoce como "The high Line", otra de las buenas ideas de la ciudad de Nueva York. Como aprovechar lo inaprovechable. 


Hagamos de una línea férrea inutilizada, un hermoso y original espacio verde. Un paso, hoy, imprescindible y que crecerá. Aunque ocupa unas cuantas calles, está proyectado para ocupar alguna más.

 Mientras se recorre, se ve la ciudad a media altura. 

Muchos bancos y lugares en los que puedes hacer buenas fotografías.



 Hay que pasearse sin prisas, parar, disfrutarlo. Todo un acierto que vio la vida en el año 2009. Hoy forma parte de todos los itinerarios.



Hemos entrado a la altura de la calle 14 y salimos en la calle 30.

Ahora sí, vamos a comenzar el recorrido del Nueva York más típico, pues nos encontramos en lo que se llama el Midtown, el Nueva York de las películas, el de los grandes rascacielos, el que todos llevamos en la imaginación. Así es que comenzamos un recorrido algo anárquico y es que, aquí hay tanto que ver...

Dirigiéndonos hacia el oeste y haciendo una especie de partida a los barcos, apuntando a las intersecciones de Avenidas y calles de la cuadrícula, que es este sector de la city, nos vamos encontrando, a partir de la calle 31, con la estación de autobuses, el Madison Square Garden, sede de tan importantes espectáculos y la Penn Station, una de las grandes estaciones de la ciudad. 



No puede faltar en nuestro recorrido una visita a unos grandes almacenes como el Macy's ¿el más grande del mundo? 



Tal vez, aunque no nos pareció que tuviera muchas cosas interesantes, salvo algunos precios, por ejemplo de los Levis o de las zapatillas Converse. Echamos un vistazo por sus ocho plantas, llenas de todo. Hay por ejemplo una planta solo dedicada al calzado, otra a la ropa interior y así todo bien distribuido, es fácil de ver. También tiene restaurantes en su interior y unas escaleras metálicas de madera, estrechitas y de lo más anacrónico.



También vamos haciendo múltiples fotografías a los rascacielos. 

El omnipresente Empire y también (en realidad más) la cumbre del Chrysler Building, un paisaje urbano que se deja fotografiar estupendamente en blanco y negro (habrá una entrada más adelante, dedicada a ello)





Como estamos cerca, nos vamos a ir también a la estación Central. El incesante ir y venir de la gente nos anuncia su cercanía y, una vez en su interior, es absolutamente increíble su movimiento. 



Todo un deambular de puntitos, si se observa desde arriba, que llenan este espacio con aire elegante y decadente.



 Es una bella estación. Un edificio "Beaux art" imponente. 

Toda una joya decimonónica que no hay que dejar de visitar. Vale la pena quedarse un rato. 

Vuelta  al exterior, estamos a la altura de la calle 43 y al lado, como quién dice, de la sede de las Naciones Unidas. Aunque solo sea por decir, hemos estado allí, nos acercamos a ver su imponente sede. Está cerrada, así es que tan solo nos da para hacer unas pocas fotografías. 

Comenzamos a regresar a casa, pues nuestras hijas se quejan (también nosotros estamos muy cansados a estas alturas) y vamos caminando hacia el sur, tratando de pasar por una zona llamada "Little India",  por curiosear un poco, pues no tiene nada de especial, salvo unos cuantos restaurantes indios que llenan las calles de olores y de los que se dice que tienen muy buen precio.

Cerquita de casa, compramos provisiones para la cena y ponemos punto final a un día profundamente neoyorkino. Estoy contenta, pues estoy cumpliendo el itinerario previsto sin grandes esfuerzos. Para mañana anuncian lluvias, el enemigo de todo viajero. Eso será mañana. 

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