BIENVENIDO

Después de un largo camino, siempre es agradable conversar... aunque hay veces que el silencio es más sugerente.

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martes, 25 de junio de 2013

PELÍCULAS VIAJERAS "De tu ventana a la mía"


Nuestra película viajera, "De tu ventana a la mía" nos lleva esta vez por paisajes cercanos, como cercana (y muy joven) es su directora: Paula Ortiz.

"De tu ventana a la mía", estrenada en el 2011, cuenta la historia de tres mujeres en tres diferentes épocas, y para ello busca escenarios naturales, próximos en la geografía, absolutamente diferentes unos de otros. 

Las localizaciones son uno de los grandes aciertos de una película, en la que nada aparece por casualidad. 

El yacimiento romano de "Los Bañales" en el término de Uncastillo, sirve de telón de fondo para narrar la desgarradora historia de Inés, interpretada por Maribel Verdú. Año 1944.



El amarillo inunda la pantalla. 

Los campos de cebada mecidos por el viento, acompañan suavemente la trágica historia de Inés y Paco. Siempre contada desde un punto de vista intimista y femenino.

Las Bárdenas Reales en Navarra, dan la continuidad a los tonos terráceos que componen el paisaje sobrecogedor de este capítulo, protagonizado por Inés. 



El impresionante desierto del sur de Navarra, compone los algunos de los más sugerentes planos de la película. 


Cada imagen es como un cuadro. La directora ha buscado la belleza en cada uno de sus planos, resultando una película muy esteticista, que busca el impacto a través de la imagen y la música (una muy lograda banda sonora a cargo de Avshalom Caspi) pero que logra ir mucho más allá si estamos lo suficientemente predispuesto a dejarnos llevar por nuestras emociones.

1923 y Canfranc, en el Pirineo oscense, serán la época y lugar elegidos para la más joven de las intérpretes y de las protagonistas en "De tu ventana y la mía". 


Violeta, la mariposa cautiva, que interpreta una sensible Leticia Dolera.




Un contraste espectacular con las anteriores secuencias, pasando de los colores ocres al verde pirenaico.

Un invernadero, un primer amor, unas cartas que no llegan... son algunas de las claves de la historia de Violeta.

La belleza visual de las imágenes que la directora utiliza, con una más que atención, obsesión, por el más mínimo detalle en cada secuencia, no dificulta la fuerza dramática de los sucesos, entre cuyos escenarios está el túnel de Canfranc.




Y, por último Luisa, en el año 1975, magistralmente interpretada por la veterana actriz aragonesa Luisa Gavasa, será el hilo conductor de la tercera de las historias contadas por Paula Ortiz, esta vez en la ciudad de Zaragoza.



Un casco histórico de Zaragoza pasado por la máquina del tiempo, que se convirtió por unos días en un plató cinematográfico, llevándonos hasta la época de la transición española.

La película nos sigue contando al oído una nueva y desgarradora historia, buscando igualmente decorados íntimos, penumbras...





Llevándonos por espacios interiores que nos traerán recuerdos, que no nos resultará difícil reconocer.



Enfermeras de las de antes, solitarios pasillos, largas esperas, como lo son las soledades y los miedos de Luisa, que anhela vivir un amor de película, desde la limitada rutina en que se ha convertido su existencia gris y opaca.


Y que finalmente decide plantarle cara a la vida, en un final hermoso, en plena calle Alfonso de Zaragoza, llena de pancartas y manifestantes, exultante de sueños e ideales, como en una fiesta.



Hay que agradecerle a Paula Ortiz, que nos hace sufrir mucho durante toda la película, que nos deje un final esperanzador en cada una de las vidas que desfilan en la pantalla. Es una película dura, sí, pero no tiene un triste final... 

Premio Pilar Miró en la Seminci de Valladolid, candidata al Goya a la mejor directora novel, a la mejor actriz de reparto (Verdú) y a la mejor canción; trofeos al mejor largometraje y a la mejor interpretación para la actriz Luisa Gavasa. 

Estupendas interpretaciones en las que, aparte de las tres actrices protagonistas aparecen actores como  Álex Angulo, Carlos Álvarez- Novoa, Cristina Rota, Fran Perea, Julián Villagrán, Luis Bermejo, Pablo Rivero, Ramón Barea o Roberto Álamo. 

Tres historias entrelazadas. Tres mujeres que nos hablan al oído, que nos acompañan más allá del tiempo de duración de la película, que queda bailando en nuestra cabeza, como sucede siempre que una narración, o como en este caso, tres a la vez, no nos han dejado indiferentes. 

No nos resistimos a dejar un trailer con alguno de los paisajes más bellos de los que hemos hablado y que se puede jugar a reconocer, invitando  finalmente, a quien no lo haya hecho, a ver esta película de mujeres, contada con fuerza, desde las emociones, con el alma. Vale la pena. 


viernes, 2 de marzo de 2012

La ruta de George Orwell

Desafiando la ola de frío siberiano que asoló nuestro país hace unas  semanas, nosotros decidimos aprovechar la mañana del domingo para hacer una ruta que hacía tiempo teníamos en mente. 


Nos vamos a ir, bien abrigados, hasta la comarca de los Monegros. Para ello habremos tomado la carretera de Barcelona, desde Zaragoza, cogiendo el desvío hacia Sariñena (A-129) y llegando hasta Perdiguera y Leciñena, al pie de la Sierra de Alcubierre.
A unos siete kilómetros y cambiando de provincia, pues estamos en Huesca, habremos llegado a nuestro destino. 


Esta es la ruta:




 Venimos buscando la reconstrucción de todos los elementos de una posición en primera línea de fuego.


El escenario que el escritor George Orwell, que estuvo destinado en el frente de Alcubierre entre diciembre de 1936 y abril de 1937, conoció y describió en su obra "Homenaje a Cataluña". 


 En el año 2003 se cumplió el centenario del nacimiento de George Orwell (Birmania 1903- Londres 1950) y la Comarca de Monegros editó un libro que recogía la presencia del escritor en el frente de Alcubierre. Sería el comienzo de una serie de trabajos para la recuperación de vestigios de la guerra civil en la zona, a iniciativa de la Comarca, que convierte esta ruta en un sugerente destino a visitar.


La Sierra de Alcubierre fue muro de contención para ambos bandos desde el inicio de la contienda hasta marzo de 1938, al romperse el Frente de Aragón.


El puerto fue lugar estratégico. Su posesión permitía ver gran extensión de terreno y controlar el paso y comunicación entre Leciñena y el pueblo de Alcubierre.  




Un paisaje de una belleza agreste y solitaria acompañaba a los combatientes en sus eternas horas de espera y angustia entre trincheras.




Si nos desviamos a la izquierda tenemos las que fueran posiciones del  bando nacional y enfrente, a unos 700 metros, las republicanas.


Se han restaurado tres trincheras: "Las Huegas", la posición de Santa Quiteria y la conocida propiamente como ruta Orwell.


La visita puede realizarse libremente. 


Entramos, en primer lugar, a la trinchera conocida como "Las tres huegas" muy accesible, que sirvió de refugio o vivac a las tropas insurgentes (bando nacional).




El nombre de "Las Huegas" (límite o separación) se debe a que aquí confluían los términos municipales de Robres, Alcubierre y Leciñena.

Hay unos paneles informativos que nos van dando la información necesaria acerca de lo que estamos viendo y muestran alguna fotografía de la época en que las trincheras estaban habitadas, explicando cómo se desarrollaba el día a día de los combatientes.

Así, nos enteramos por ejemplo de cómo se abastecían de agua (traída desde Leciñena) siendo almacenada en depósitos como éste:




Todos los elementos se han recreado en este itinerario: puesto de mando, abrigos de descanso, pozos, áreas de cocina...o los parapetos construidos con sacos terreros.




Encontramos también un habitáculo con literas de madera, al que entramos...



y en el que nos llama la atención el soporte para las armas que hay a la entrada.






En la retaguardia de la trinchera, se puede ver también un pequeño poyo de piedra labrado, que conmemora la resistencia falangista en la zona.


Aparte de las trincheras, en el mismo punto, también puede visitarse la llamada "Cota San Simón". 


Aquí se levanta el monumento a los caídos erigido a principio de los años cuarenta en el monte Puig Ladrón (699m) para recordar las gestas protagonizadas por el ejército sublevado y la Falange.


Los hechos ocurridos en este paraje, tuvieron lugar en 1937, cuando un batallón republicano atacó por sorpresa la cota, produciendo casi un centenar de víctimas en el bando franquista.

Llegados a este punto, nos montamos nuevamente en el coche para visitar las trincheras de la llamada propiamente Ruta Orwell. 


Están realmente cerca, pero nos dan la perspectiva desde el otro lado de la situación, puesto que entraremos, ahora, a zona republicana. 


 No está de más antes de pisar terreno, recordar por un momento la figura de George Orwell.




El escritor británico, autor de "1984" y "Rebelión en la granja", alistado en España con las milicias del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) fue destinado a la Sierra de Alcubierre en los primeros días de Enero de 1937. 


Durante tres semanas combatió en "Monte Pucero" y posteriormente en la Posición de "Monte Irazo". 


 Al POUM le relevaría más tarde las fuerzas comunistas y socialistas de la columna "Carlos Marx". La posición fue rebasada en 1938, cuando el ejército franquista, en avance hacia Cataluña, rompió el Frente de Aragón.


En la "loma Orwell", se ha respetado en la reconstrucción, la huella que había, "idealizándola" en una posición tipo pelotón (de todo esto me voy informando en varias páginas web de las que al final dejaré los enlaces).


En el recorrido podemos encontrar, de nuevo, elementos propios de un asentamiento: Ramales de comunicación, elementos de protección para la tropa... Los vamos viendo.




Lo más impresionante, para mí, es acercarte a la zona de alambradas.


O ver, de cerca, los llamados "pozos de tirador"



También entramos al interior del observatorio y pozo doble de tirador.


Es de agradecer que haya información a través de los paneles informativos, con explicaciones sencillas que vamos leyendo, para que nuestra visita tenga un mayor sentido para nosotros, que muchos años después, volvemos a uno de los tantos escenarios de una guerra, en realidad cercana, que dejó heridas tan hondas.



Resulta difícil hacerse una idea del lugar en el que estamos. Imaginar, la situaciones vividas en las trincheras. 
La cercanía entre uno y otro bando era tal, que hubo intensos periodos de combate, alternados con otros de tiempo muerto. 
Me pregunto en cuál de estos periodos sería más difícil permanecer viviendo entre trincheras. 

Y todo esto, en una comarca tan intensa, como difícil.

El terrible frío, el calor insoportable, la niebla y el viento. Calizas y yesos. 
Aves esteparias que buscan un lugar en que posarse.



Un paisaje tan hermoso como  inhóspito, para una España en guerra.


Para una información más detallada:


http://www.1936laserenalosmonegros.es/monegros/orwell.asp
http://www.redaragon.com/turismo/orwell/rutaorwell.asp


viernes, 21 de octubre de 2011

El Camino de Santiago en Aragón. Puente la Reina de Jaca - Artieda

Puente la Reina de Jaca - Artieda

Hemos llegado a la última etapa, la que finalizará el Camino en Aragón y nos dejará en tierras navarras para continuarlo. Para la recta final aragonesa contamos con un fin de semana. Es curioso que en más de una guía, resaltan el desamparo y soledad de este tramo, por encima de algunos atractivos evidentes que ese supuesto desamparo torna negativos. No será este tramo aragonés el último en el que se 'padece' ese desamparo hasta llegar a Santiago, pero si algo nos ha enseñado peregrinar ha sido a disfrutar de cada uno de nuestros pasos. 


El Camino nos llevará a conocer un Aragón despoblado e inhóspito. Será una ruta solitaria, una vez más, pero impregnada de autenticidad. Nos gustará recorrerla. El punto de partida es Puente la Reina de Jaca. De aquí nos fuimos y aquí, a pie del río Aragón, comenzaremos a andar.


Una mañana envuelta en la bruma. El amanecer está demasiado reciente. Hemos desayunado junto a unos cazadores en un pequeño bar de Puente la Reina. Un milagro que estuviera abierto a estas horas. Nuestra indumentaria y, sobre todo, la vara de peregrinos nos delata. Nos despedimos con una sonrisa y cada uno, va a cumplir su objetivo, el que nos ha puesto en pie a tan tempranas horas.


Desde Puente la Reina de Jaca, las opciones son dos, derecha e izquierda. Nosotros optamos por la segunda, porque la primera, desde Yesa, a pesar de que nos llevaría hasta el Castillo de Javier (eso hace que muchos la elijan), transcurre en muchos de sus tramos por la carretera. Eso hace que, sin dudarlo, hayamos optado por la ruta que discurrirá a la izquierda del río Aragón. De momento seguimos por la carretera de Huesca, abandonándola pronto por una vía pecuaria. Seguidamente, ascendemos por un estrecho sendero para desviarnos hasta el pequeño pueblo de Arrés.


Dicen que en Arrés hay una iglesia y un castillo unidos por un lienzo de muralla. También una torre rectangular. También dicen que son cuatro los habitantes censados.

Nosotros nos acercamos a curiosear un poco. De paso, saludamos a unos cuantos amigos del Camino en el Albergue de Arrés. Todavía no estaba acabado y los voluntarios, de Zaragoza y Jaca, están  trabajando para ponerlo en marcha cuando  antes. Nos reciben con simpatía. Es bueno saber que la ruta aragonesa cuenta, cada vez, con mejor infraestructura para el peregrino. A veces constituía un problema no tener ningún albergue en determinados tramos. Ni albergue ni hostal, ni lugar alguno en el que quedarte. Parece que las cosas han cambiado. 


 Si para llegar hasta Arrés hemos tenido que subir, el sendero ahora nos lleva en fuerte descenso. El panorama irá cambiando poco a poco. El sol ha ido haciendo su aparición y el paisaje (Arrés ha quedado allá, a lo alto) ofrece una bonita estampa.



Parece que llegamos a un lugar conocido como "La Pardina de Solano" o sus inmediaciones. En cualquier caso atravesamos terrenos de explotación agro-ganadera. Es una sorpresa encontrarnos con unos nuevos amigos a los que nos detenemos a saludar.


Un campo verde y ocre, llano, muy llano, se extiende ante nosotros. Nada que ver con las etapas pasadas. Atrás dejamos bosques y nieves. La única nieve que podemos ver, porque el día está despejado, es la de los picos de la cordillera pirenaica, que quedan al fondo, entre neblinas, pero al alcance de nuestros ojos.


Recordaremos este camino más adelante, en las etapas castellanas. Lo llamaremos paisaje "zen", por su esencialidad, aunque también podemos divisar el territorio arbolado de la Sierra de Orba.


Y más adelante, lo que nosotros daremos en llamar "el pequeño Llhasa" (andamos a vueltas con los términos orientales), que no es otra cosa que el pueblo de Berdún, que queda elevado sobre un cerro.


La verdad es que esta es una imagen que nos encanta:


Pasado el pequeño núcleo de Martes, en el que no nos detenemos, dejaremos la provincia de Huesca y la comarca de la Jacetania para adentrarnos en territorio zaragozano. De nuevo asistimos a una sorprendente transformación del terreno. La erosión y el paso del tiempo han configurado un paisaje peculiar.


Cruzaremos el llamado "Barranco de Calcones", y pisaremos algo de agua. Dicen que en el siglo XI, aquí estaba el límite de los reinos de Aragón y Navarra.



Tal vez tengan razón quiénes dicen que este es un camino duro y sin atractivos. Pero a nosotros nos parece que ofrece el contraste necesario con las anteriores rutas para comprender mejor la experiencia, nuestra experiencia como peregrinos, que va más allá de la mera contemplación. 
Cuando pasamos por aquí ya nos gustó y con el paso del tiempo es una de las etapas más valiosa y entrañable. El camino de nuevo asciende a la meseta. 


 ¿Alguien puede decir que no es esta una bella imagen?



Algún cartel indicador, de los que siempre se agradecen, nos indica que vamos por el camino adecuado. Se agradecen, porque tanta es la soledad que sentimos, que cualquier pequeña señal nos hace sentirnos algo más acompañados.
 En breve haremos un pequeño descanso, sí, en ese pueblo que vemos al fondo, el que señala la flecha: Mianos.




Mianos se halla sobre un altozano, con el río Aragón al norte y está enclavada en la comarca zaragozana de La Canal de Berdún. 
Nos cuesta llegar hasta arriba y es que llevamos caminando muchas horas haciendo brevísimas paradas. Estamos deseando parar un rato. 
Llegamos hasta la parte más alta de la localidad. Mianos, tuvo en tiempos tradición jacobea, aunque hoy quede fuera de la ruta. 


A nosotros nos pareció un bonito lugar.



Y como hemos llegado hasta muy arriba, las vistas resultan impresionantes desde aquí...


Conforme avanzamos, a veces tropezamos con estructuras naturales que damos en llamar Patas de Elefante. Son colinas devoradas por la erosión que nos hacen pensar en la superficie de la Luna.






En realidad hoy no vamos a hacer demasiados kilómetros, desde Puente la Reina de Jaca, serán unos veinte y de Mianos a Artieda, que será nuestro destino final por hoy, menos de cuatro.





Artieda se levanta sobre una pequeña colina y hacia allí, cayendo ya la tarde, nos dirigimos para pasar la noche.

Finalizamos la jornada a un paso del pantano de Yesa. Mañana seguiremos recorriendo un camino intenso y reconfortante, lejano de esos injustos epítetos que lo describen como una etapa poco atractiva.  Realmente hay pocas etapas como ésta, que nos acerquen tanto al lejano pasado en que otros antes que nosotros enfilaron sus pasos hacia Santiago de Compostela...  

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